El cuarto disco de Queen identificado genéricamente como "A night at the opera" (Una noche en la ópera), sin lugar a duda planteó un vacío para el grupo en el corazón de los consumidores de música en Estados Unidos, mientras que en la tierra nativa de la banda (Reino Unido), sólo sirvió para confirmar su categoría como uno de los más populares grupos de rock de todos los tiempos.
Al norte del continente americano, el disco LP alcanzó el puesto Nº 9, mientras que en Inglaterra se configuró como el primer Nº 1 de los músicos en cuestión. Uno de los surcos presentaba una de las canciones más reconocidas de Queen, "Bohemian rhapsody" (Rapsodia bohemia), la primera en la historia de la banda en verse favorecida con la grabación de un vídeo promocional. Esta creación permaneció 9 semanas como número 1 indiscutido y durante la Navidad de 1991 regresó increíblemente a lo alto de las principales listas para afirmarse durante 5 semanas consecutivas en las preferencias de los diferentes mercados. Puntualmente esta producción, "rapsodia bohemia", se convirtió en el 7º sencillo más vendido de toda la historia del rock, hecho que se produjo posterior al fallecimiento del líder de la agrupación, Freddie Mercury. Las principales canciones integrantes de este long play fueron compuestas por la dupla central Mercury-Brian May, ejemplo de esto lo constituyen los surcos titulados "Seaside residence" (Residencia en la playa) y "Sweet lady" (Dulce dama). No obstante, el bajista John Deacon contribuyó exitosamente con una deliciosa y muy espiritual creación a la que tituló "You're my best friend" (Eres mi mejor amigo) que se parapetó en el puesto Nº 7 en las listas británicas y ocupó el Nº 16 al norte del continente americano. El álbum vendió 3 millones de copias y fue puesto a la venta en las tiendas de discos, en diciembre de 1975.
OCRA, negocio que hizo historia
Para el cierre de la columna, como es habitual, el responsable de estas entregas semanales se ha propuesto compartir con los lectores, algunos recuerdos y vivencias que tal vez en algún punto, nos sean comunes. Al promediar la década del `60, mi padre Atilio Antonio, junto a los señores Espina y Dutto, impulsaban un proyecto comercial que para ese entonces ya contaba con algunos años de existencia. A la altura del 1000 de calle Entre Ríos, se erigía uno de los negocios más populares entre los que se dedicaban a comercializar repuestos para vehículos de distinto porte. Lo identificaron con una sigla, OCRA, que significaba Organización Comercial del Repuesto Automotor. Por ese espacio pasaron muchos talleristas dedicados de por vida a reparar motores de autos, pick-up y camiones. Recuerdo mi etapa de niño recorriendo los pasillos atrapados entre decenas de estanterías colmadas de repuestos, correas, filtros y tantas otras cosas. Además de los nombrados titulares de la firma, completaban el plantel de trabajadores, como cajera, la querida y entrañable Luisa "Yiya" Ghezzi y Carlitos Griego (fallecido muy joven como consecuencia de un accidente automovilístico).
Sin dudas, un puñado de imborrables recuerdos.
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO
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