Gentileza: Alejandro Oviedo Monserrat

En plena crisis futbolística, cuando lo acecha el descenso más que nunca, nada parece jugar a favor de Alumni. Y así se pudo verificar una vez más en Salta, donde el equipo villamariense nunca pudo sumar en el torneo y ayer, como en la última visita a Juventud Antoniana, terminó perdiendo 2-1 con un gol en tiempo de descuento.
Una jugada desafortunada, que terminó con Emanuel Céliz metiendo la pelota en su propio arco, a los 47 minutos del segundo tiempo, arruinó el viaje del "Fortinero" a tierra norteña y dejó sin alegría a José Manuel "Pistola" Vázquez en su presentación como nuevo entrenador y en el marco de la segunda fecha de la Fase Reválida del Argentino A.
Lo festejó bastante el "Santo" salteño, que llevaba tres derrotas consecutivas en el Estadio Padre Martearena y que parecía destinado a dejar pasar otra posibilidad de sumar de a tres.
El caso es que Alumni adoleció de seguridad anímica, como en tantas ocasiones durante el actual torneo en el que perdió puntos de manera increíble cuando los partidos se terminan. Así, ahora está último en la tabla, junto con Unión de Sunchales, que alcanzó a empatar en el clásico contra Libertad (ver página 23).
La necesidad de ambos equipos en Salta reflejó nerviosismo e imprecisiones y generó un partido de pocas luces. No obstante, Juventud Antoniana fue levemente superior en los primeros 45 minutos, cuando guió su juego desde las trepadas de Claudio Acosta por el sector derecho, que complicaron el trabajo de Ezequiel Reina para perseguirlo.
El aporte de Jorge Peirone y de Zarosa (tirándose a veces como enlace, de izquierda hacia el medio) fueron suficientes para que Acosta se soltara por su sector, hecho que dejó casi en soledad a Diego Villagra para dar batalla.
De todas maneras, el partido carecía de situaciones de riesgo hasta los 15 minutos, cuando Víctor Rena elaboró una muy buena jugada en Alumni y no pudo finalizarla bien ante el arquero Gustavo Pérez. Y en la contra, Juventud tampoco supo concretar el último pase rumbo al arco de Sebastián Hernández.
Después Zarosa dilapidó una nueva chance, con un remate que salió por encima del travesaño.
La búsqueda de Rena fue intimidante en los primeros 20 minutos, pero Alumni no supo aprovecharlo porque la línea de volantes tuvo inconvenientes para marcar presencia. Tampoco llegaron con insistencia al arco rival, salvo una aproximación de Bolatti, que sacó un disparo desviado en la puerta del área.
En ese aspecto, ante la pasividad en ofensiva de ambos equipos, había que implorar por algo de eficacia. Y la tuvo Juan Manuel Perillo, a los 28 minutos, cuando la jugada previa se armó por Acosta, quien habilitó al delantero para establecer el 1-0.
Alumni, con poca claridad para crear sociedades en el medio, dejó la cautela de lado cuando entendió que debía tomar riesgos y recién estuvo cerca de empatar diez minutos más tarde, pero un cabezazo de Aimar salió desviado.
En el segundo tiempo, "Pistola" debió sacar a Villagra (lesionado) y puso a Nahuel Caler, pero el cambio más fructífero se dio más tarde, cuando entró Diego Manicero (por Zanabria) para desnivelar con su velocidad.
Antes, el propio Zanabria estuvo cerca con un disparo que salió cerca del travesaño.
Con "Mani" en cancha, Juventud Antoniana debió tomar recaudos y su técnico Iván Delfino fue sacando hombres de ofensiva para cuidar con relevos en su campo.
Alumni buscó el empate sin finalizar bien sus avances y el local casi aumenta por intermedio de Perillo, quien remató por encima del travesaño, a los 25’.
El ingreso de Martín Dopazo también sumó para la insistencia veloz de Alumni desde tres cuartos de cancha en adelante. El equipo mejoró y a los 34’ se hizo justicia cuando Manicero envió un centro que encontró la definición de Reina, por el otro palo.
Ese gol pareció cambiar la historia, ya que Antoniana había quedado huérfano de jugadores de ofensiva y tampoco exhibía tranquilidad en el fondo, más allá del buen trabajo de Luis Velásquez.
Lo concreto que, como en tantas veces, Alumni fue inocente: Manicero tuvo una gran posibilidad para convertirse en héroe en un avance y terminó siendo villano, ya que hizo una de más (tenía a Bolatti entrando solo por el otro lado), perdió la pelota y, en el contragolpe, llegó el gol de Juventud, cuando Perillo inquietó con una embestida y Céliz, en su afán por cerrar, la mandó a guardar en su propio arco.