Los juegos del hambre

Otra vez los libros hacen de soporte para el lanzamiento de otra saga que parece ser exitosa. Con la misma tendencia que “Harry Potter”, “Crepúsculo” y un mensaje destinado a los adolescentes, este filme es una adaptación de la primera parte de la trilogía “Los juegos de hambre”, de Suzanne Collins. Un pasado de guerras ha dejado los 12 distritos que dividen Panem bajo el poder tiránico del “Capitolio”. Sin libertad y en la pobreza, nadie puede salir de los límites de su distrito.
Con el protagónico de Jennifer Lawrence (Lazos de sangre), quien encarna a la heroína Katniss Everdeen, quien tiene la osadía de desafiar las normas para conseguir comida. A manera de humillación, cada año, dos representantes de cada distrito deberán participar en un espectáculo televisado con formato de “reality show”, donde está en juego la propia vida de los elegidos.
Katniss es una joven de 16 años que vive con su madre y su hermana menor en el distrito más pobre de Panem, lo que queda de los antiguos Estados Unidos. Hace mucho tiempo, los distritos desafiaron a la capital y perdieron la guerra. Parte de los términos de la rendición es que cada distrito debe enviar a un joven y a una chica a un evento televisivo anual llamado “Los juegos del hambre”. El terreno, las reglas y el nivel de participación de la audiencia pueden variar de una edición de los juegos a otra, pero hay una constante: matar o morir.

Proyecto X

“Proyecto X” es una comedia sobre un grupo de jóvenes que celebra la más loca de las fiestas de cumpleaños. La fiesta queda completamente fuera de control y todo queda grabado en las cámaras de los protagonistas. Thomas cumple sus 18 años, que coinciden con las vacaciones de sus padres, siendo su último año de secundario y sin aún vislumbrar un nivel de popularidad entre sus pares .
Su amigo Costa lo persuade de despedirse de la escuela con una fiesta monumental y sin precedentes. Sin estar muy convencido, el joven protagonista accede con una sola condición: la casa deberá quedar en perfecto estado.

El artista

No se sabe si la ganadora del Oscar 2012 a Mejor Película, “El artista”, es una parodia de los prolegómenos del cinematógrafo o es un homenaje.
Lo que sí sabemos es que la propuesta es por demás arriesgada. Una película muda en blanco y negro, filmada en el mismo formato, que cuenta el desarrollo del cine mudo en tiempos de la aparición del sonoro.
Más allá del riesgo, podríamos discutir si el filme es válido o no, ya que el gran público parece no aceptarla, pero sí los críticos. Para ser justo, el desafío es la propuesta estética, que se define en señalar que no estamos en el ocaso del cine, y lo indica sobre el final con el ejemplo del aggiornamiento del actor George Valentín.
Se aparta de cierta melancolía y cita a Douglas Fairbanks, “El ciudadano” de Orson Welles, a Fred Astaire, Genn Kelly y la película “Cinema Paradiso”, de manera distinta a las conocidas, marcada por una pincelada bastante sutil.
En síntesis: habla del ocaso de una parte del cine, donde por su propia tecnología se tuvo que reciclar como ahora lo tendrá que hacer con la piratería. Si bien el Oscar tendría que habérselo llevado “La invención de Hugo Cabret” de Scorsese, “El artista” es diferente y plantea los miedos hacia las nuevas tecnologías, recostándose en los inicios del séptimo arte.