Escribe: NET

¿Dónde estará mi arrabal, quién se robó la concertación?. ¿En qué rincón vida mía quedaron las promesas de trabajo en conjunto, de olvidar mezquindades, de primero la Patria, después...?
¿Paredón y después. Una luz de almacén?
Tango y política. Tinta roja en el gris del ayer.
Tinta roja en el gris del hoy.
Cambalache.
Política y tango. Dirigentes bailando al ritmo del dos por cuatro, gente sufriendo por el abandono y letras escritas en noches de nostalgia, humo y alcohol. “Por ser bueno me pusiste a la miseria, me dejaste en la palmera, me afanaste hasta el color.”
“No me has dejado ni el pucho en la oreja...”
“Y si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado...”
Tango, política.
La tensión social se respira, se percibe de la misma manera que la angustia mustia se olfatea en el tango.
La inseguridad se mezcla en el pentagrama de la pobreza. La crisis (mundial ahora) se despereza en las cuerdas de una guitarra que ya ni siquiera está colgada en el ropero.
La impunidad hace cortes y quebradas en el empedrado de los patios viejos.
El engaño se siente entre el rezongo de los bandoneones.
Las desigualdades se amontonan cada vez más lejos de las igualdades.
La riqueza se concentra en pocos acordes y la redistribución es un cuento para no dormir.
Libertad sindical, dice la Corte. “Es un disparate”, grita la CGT. “Es un fallo histórico”, vocifera la CTA.
“Son unos delincuentes”, apunta Elisa Carrió con el dedo en forma de K.
“Es una fracasada”, contesta la K del dedo.
“LLegó tarde a la foto” (la presidenta). Posen de nuevo, total la crisis puede esperar.
La gente puede esperar.
El cielo puede esperar.
Millones a punto de perder la casa, los ahorros, los fideicomisos, los comisos y decomisos (sinónimo al fin). Millones que no tienen nada que perder porque nunca ganaron. Los líderes mundiales cenan en la Casa Blanca. Codorniz, costillas de cordero, fondant de peras. Más de 25 platillos.
La crisis puede esperar.
“Los precios bajaron”, gracias a don Moreno que no es Mariano.
“Los narco no tienen cartel” por obra y gracia de un tal Fernández, que no está en la guía. Solá se queda solo (se va del frente) y los veedores que fueron a Estados Unidos cuentan su maravillosa experiencia sin anteojos.
“Dale nomás, dale que va, que allá en el horno se vamo a encontrar”. Tango y política.
“Los amigos ya no vienen...”
El dueño del sillón ataca a sus opositores. “Nunca van a gobernar...deben leer más (lo que no está escrito)”
Los opositores contestan. “No tienen ideas”...”Deliran”.
Los oficialistas responden: “le hizo mal el whisky de la mañana”.
Total, la gente puede esperar. Las viviendas de la historia sin fin, las casas que nunca tendrán, el plancito de ciento cincuenta pesos, la jubilación digna, el aumento de sueldo, la ciudad mágica donde todos son felices.
Uno vive en la impostura, otro afana en su ambición...da lo mismo el que labura.
Tango y política.
¿Quién se robó mi niñez y la concertación?.
“Nunca nadie hizo tanto por la gente”, dicen los que mandan.
Igual decían los que mandaban. Y tal vez igual dirán los que mandarán.
Se creen superiores, únicos.
Mientras, los inferiores, los del montón, los sufrientes ciudadanos siguen gastando los tamangos en busca del mango que los haga morfar.
Tango y política.
Cambalache.