Desde muy jovencito, el doctor Jorge Chamorro Escalante tenía un sueño: ser músico de jazz. Pero no encontró ninguna escuela especializada en su Guadalajara natal para el desarrollo de su vocación. Mucho menos en la universidad. Las opciones eran muy claras. O aprendía música clásica en la academia o se dedicaba a los géneros populares en la calle. Y como artista en ciernes que ya era, Chamorro eligió las dos. Sin embargo, habría de dar un gran rodeo por países y culturas muy diversas hasta volverse a México e instalarse como docente de géneros populares en el ámbito universitario. Su periplo comienza en Venezuela, en 1974, donde Chamorro fue para hacer una maestría en Etnomusicología y Folclore, un tema de estudio que parecía de futurología en aquellos tiempos. La maestría la dictaba una eminencia argentina, la musicóloga y escritora Isabel Aretz (1909-2005). Y la fascinación que ejercería ese curso en el joven, sería crucial. Chamorro se especializaría en la música de los grupos piaroa y guahibo, etnias aborígenes que aún viven a orillas del Orinoco. Y esto lo llevaría a estudiar Antropología en la Universidad de Texas, en Austin, y de allí volver a México con dos títulos bajo el brazo y una misma preocupación en su corazón: rescatar la música ancestral de las etnias del mundo. "La Etnomusicología no está dentro del ámbito de la música clásica, sino que va de la mano con la música popular de las diferentes regiones, es parte de la tradición oral del mundo", comenta. ¿Cómo es que esas músicas más ancestrales se están dando a conocer cada vez más en tiempos de la globalización? -Hay muchas razones, pero creo que la fundamental es que muchos países ven que su tradición se está perdiendo. Y entonces, al notar esto, empiezan a estudiarla y conservarla. México no es la excepción. Nuestros etnomusicólogos y antropólogos culturales han generado estrategias desde universidades, pero también desde la actual comisión para el desarrollo de los pueblos indigenistas. Y todas son propuestas y acciones para salvaguardar ese patrimonio. El origen del mariachi ¿Cuál era la información que tenía de las músicas étnicas argentinas antes de llegar? -Conocía algunos géneros regionales como la chacarera, la baguala, la vidala y, por cierto, el tango, cuyo origen es la milonga. Algunas de estas músicas son de raíz más indigenista como la baguala y otras son más criollas. Es una realidad parecida a la de México. Nosotros tenemos los "sones" de Jalisco o de La Tierra Caliente de Michoacán, que forman parte del repertorio del mariachi antiguo, como también el "son" del jarocho, que es más moderno y popular. ¿Por qué, entre todas las músicas de su país, el mariachi es marca registrada de México en el mundo? -Porque se expandió más rápido que las otras y prendió afuera. Originalmente se trataba de una música campesina, hasta que el mariachi rural migró a las ciudades y entonces se volvió urbana. Luego, migró a los Estados Unidos y allí tuvo éxito. Además, los músicos norteamericanos aman esa música y establecieron universidades allá. Todo eso fue generando una especie de globalización del mariachi, hasta el punto que en noviembre de 2011 la Unesco aceptó un documento que propone el mariachi como Patrimonio de la Humanidad y que por cierto yo firmé. ¿Qué opina de la orientación en música popular de la UNVM? -Que es un modelo y un ejemplo para toda Latinoamérica. Si yo le digo a mis alumnos de Guadalajara que aquí hay una universidad donde se estudia jazz y música popular, le aseguro que todos se vienen para acá. Ellos son los más entusiasmados en este cambio. En México, los músicos clásicos siempre se oponían a la creación de líneas populares. En cambio en esta universidad con los docentes y los alumnos hablamos un mismo idioma. Iván Wielikosielek -Especial UNVM-
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