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“Si hay alguna cosa importante en mi vida es estar hoy acá”, dijo León |
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La ruta que va hacia Carlos Paz se va llenando de colectivos. En ellos las banderas y los cantos dan un tinte de fiesta. Más allá de la fecha y de lo que significa, la memoria tuvo su fiesta, tuvo su día, tuvo su renacer como cada año en esta fecha. Porque se recuerda y eso es algo que hay que festejar.
León Gieco se escucha dentro de los colectivos. La radio lo anuncia y muchos tararean sus letras. Se preparan para lo que vendrá después. El canta “Hombres de Hierro” y el eco se da entre los que viajan de la misma manera que unos minutos más tarde, ya que él los espera en La Perla.
Esto, que parece un lindo nombre para un lugar, es el ex Centro Clandestino de Detención (CCD) durante la última dictadura militar, que fuera el Centro más grande de la provincia, por donde pasaron unos 2.500 detenidos. Algunos pocos recuperaron la libertad, sólo unos pocos. Por los demás es que se hizo este acto. Por los demás, dentro de 30.000 a nivel nacional.
El presentador comentaba: “Este lugar era en blanco y negro y gracias a la gente terca que luchó por tanto tiempo hoy está de colores”.
Allí, en La Perla, el sol le daba la razón. Un sol fuerte, caluroso y lindo que nos hacía pensar que eso de lo que habla Eduardo Galeano sobre que el “recuerdo invoca y evoca”, es cierto. Y el recuerdo vive en la memoria, que es una herramienta vital para la vida. Para recuperar este lugar donde la sangre hizo crecer flores y donde León Gieco actuó.
Mientras muchos quieren que la memoria no sea amiga o no sea bienvenida, este cantante hizo todo lo contrario. Con temas como “La cigarra”, “La memoria”, “El fantasma de Canterville”, “El país de la libertad” y “Malas condiciones” hizo que pensemos en vivir con la memoria. Actuar con ella, con ese don tan importante.
“Si hay alguna cosa importante en mi vida es estar hoy acá”, dijo Gieco y continuó su show que duró más de lo acordado. Pero con temas como “La cultura”, “El desembarco”, “Hoy bailaré”, “El argentinito” y “Fachos” que hicieron saltar y quejarse mirando al sol, como él había pedido.
León, un tipo que “habla desde años y no desde días de la sociedad, desde aquel país que estaba de noche”, como dijo el presentador, criticó a Macri y su trato a los bolivianos y paraguayos, como los españoles hacen con nosotros, para cantar “De igual a igual” y defendió este tiempo que pasó desde la crisis de 2001 hasta ahora con “El ángel de la bicicleta”.
“No se olviden de la crisis en ese tiempo y que estaban muchos golpeando los bancos para sacar sus ahorros. Ahora estamos un poco mejor ¿no? No seamos hijos de p...”, comentó, para que los aplausos fueran fuertes y continuaran en aumento con sus letras.
La gente se iba del lugar a la marcha. Con una sonrisa. Feliz y alegre, más allá del dolor inmenso que significa pisar ese Centro Clandestino de Detención. El mismo que se recuperó gracias a la memoria, al recuerdo y al accionar de Néstor Kirchner que, en 2007, hizo el anuncio oficial de que sería un espacio para la memoria. Fue por eso que salieron riendo y cantando. Porque ellos son los que ya no están, pero que siguen estando de una u otra forma.
Porque “podrán arrancar todas las flores, pero jamás detendrán la primavera”.
Juan José Coronell
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