La de ayer era una mañana normal en la oficina del Registro Civil de Villa María, hasta que Francisco Elvira llegó acompañado de su hijo para realizar la tramitación del nuevo Documento Nacional de Identidad, lo que llamó la atención es que el hombre de 99 años decida llevar a cabo dicha renovación.
El DIARIO, dialogó con Francisco, de profesión carpintero y padre de dos hijos, quienes le dieron seis nietos y once bisnietos.
"No esperaba tal revolución por ir a la Municipalidad", dijo a este cronista cuando lo atendió en su vivienda mientras terminaba de merendar a lo que continuó diciendo "fui junto a mi hijo, porque me dijeron que será más fácil para cuando vaya a cobrar mi jubilación. El (por su hijo), es mi apoderado."
Elvira, brindó detalles de cada paso de su vida, dueño de una lucidez y una memoria que pocos tienen para recordar cada momento de su vida dando cuenta de su conocimiento sobre la realidad política-económica que atraviesa el país.
Dijo a este matutino que cuando cumplió 17 años se preguntó "¿qué va a ser de mí si no aprendo ningún oficio?", por lo que pidió a su padre que lo haga entrar en un taller de carpintería donde permaneció por once años para luego pasar a trabajar por más de 30 años en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María donde se jubiló. A la vez dejó en claro que toda su vida vivió en barrio Almirante Brown.

Su actualidad

En cuanto a su quehacer cotidiano, Elvira contó que todas las mañanas se levanta pasadas las 7, se prepara el desayuno para comenzar un nuevo día, alrededor de las 11 comienza con la elaboración de su almuerzo, destacando “mi menú tradicional es una sopa y una costeleta con ensalada. Todos los días como carne, estoy acostumbrado”.
Tras el almuerzo duerme la “sagrada” siesta de aproximadamente dos horas "hoy (por ayer) dormí media hora más", dijo casi preocupado. "A la noche me acuesto siempre pasada las 23", agregó.
“Hasta hace unos años atrás, me lavaba la ropa solo. Ahora, en algunas cosas me tiene que ayudar mi hijo”, dijo.
Francisco (hijo) se encarga de acompañarlo al súper y de cobrar su jubilación (que su padre administra).
Al recordar su familia, sus dos esposas (que ya fallecieron), Elvira por momentos se emocionó y reconoció orgulloso “he vivido para el trabajo y la familia”.
En cuanto a sus 99 años, (el 3 de diciembre cumplirá 100), destacó “es un premio que Dios me dio”, agradecido por lo que le ha tocado vivir.
“Mi médico me dijo que tengo un corazón fuerte, de oro. Nunca un análisis me dio mal”, dijo.
Y por último, aseguró que no toma medicamentos, salvo “un diurético y un antiinflamatorio”.