“Todos los libros importados están parados”, había dicho días atrás el presidente de la Cámara Argentina de Publicaciones Héctor Di Marco, refiriéndose a los containers que esperaban en el puerto. A modo de respuesta, el vicepresidente tercero de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Sacco, aseguró que “Moreno es un patriota”; aludiendo a las medidas adoptadas por el secretario de Comercio Interior.
El jueves, finalmente, el funcionario dio marcha atrás a la restricción de ingreso de publicaciones mediante correo.
Un repaso. La historia reciente cuenta que, desde septiembre de 2011, el Gobierno intentó equilibrar la “balanza comercial”, exigiendo a las editoriales que sus importaciones guarden un porcentaje con lo que cada una exporta (50 y 50) para favorecer la producción nacional.
Bajo una exhaustiva política de retención, el Gobierno ha obligado a cada comprador a verificar en la Aduana de Ezeiza que la tinta de las publicaciones no contenga cantidades de plomo superiores al 0,05% y 0,06% en su composición química. Es una “medida ambiental”, dijo Sacco. También hubo trascendidos que hablan de “coimas”, que han permitido retirar containers enteros a grupos editores.
En la ciudad. Una breve recorrida por algunas de las librerías de nuestra ciudad da cuenta de la problemática en la Villa.
Para Eduardo Perrotta de ExpoLibro “la primera pregunta que uno debe hacerse es por qué está tan caro el libro argentino”. Según el librero de calle San Martín, “a los precios los forman los empresarios, no el Gobierno. Y si no, ¿cómo te explicás que un libro de política y sólo de texto publicado por el Grupo Planeta valga $120 y este otro, “Malvinas en primera línea” hecho con apoyo del Gobierno, más grande y lleno de fotos a color, cueste $100?”.
Perrotta se mostró de acuerdo con las medidas del Gobierno. “Los grupos editores de Argentina no pagan IVA ni impuestos ni ISBN (número y copyright del libro), tienen acceso al Papel Prensa y con todos estos beneficios, encima imprimen en otros países y manejan precios internacionales. ¿Te das cuenta de las ganancias que están teniendo? El Gobierno ha tomado esta medida contra las importaciones para salvaguardar la industria nacional”.
Por su parte Gustavo Caleri, responsable de Librelibro señaló que “no se han frenado las importaciones sino que ha habido un pedido de equilibrio. Y en este rubro, cada editorial está tratando de ponerse al día. Como medida para salvaguardar la producción nacional, la veo bien. Hay que tener en cuenta que el 80% de los libros argentinos se imprimen en otros países o son importados directamente. Muchas editoriales decían que no había buenas máquinas en el país, pero ahora hay imprentas especiales subsidiadas”.
Respecto al aumento en el precio de los libros nacionales, Caleri comentó que “son los aumentos normales y no se debe al problema de las importaciones. Por suerte, todos los libros que me piden, aunque con una pequeña demora, están llegando”. Caleri coincidió con Perrotta en la desproporción en algunos precios, y puso como ejemplo un libro de arte de Taschen (Alemania), reproduciendo en papel ilustración y tapas duras las obras de pintores clásicos a $125, contra la nueva novela de Florencia Bonelli, “Caballos de fuego”, impresa a un solo color y en papel común a $130.
Desde su librería-café Amélie, Carolina Cena coincidió con sus dos colegas en el “precio exorbitante que están teniendo los libros nacionales, cuya subida no guarda proporción ni con el dólar ni con el precio de tapa de otras editoriales”. Y para graficar esto, Cena recurrió a un clásico de Florencia Bonelli también, “Indias blancas”, cuyo precio por Editorial Planeta es de $69 mientras que por Sudamericana, una edición casi idéntica, cuesta $49. Para la librera de calle Entre Ríos, “el problema de las trabas a la importación es el faltante que se produce en los rubros que no se editan en Argentina como los libros de diseño, los de fotografía y sobre todo las guías de viaje que son cada vez más solicitadas. Una guía nacional cuesta casi lo mismo que una importada, siendo que estas últimas son de muchísima mejor calidad y utilidad. Espero que la medida que se lleva a cabo sea realmente por el bien de la industria nacional y no deje faltantes en otros rubros”, concluyó.
Iván Wielikosielek
-Especial-