|
|
|
|
|
|
|
Imagen que presentaba ayer la quinta desde donde Hugo realizó una obra tan sencilla como inolvidable |
|
|
|
|
|
Monseñor José Angel Rovai presidió ayer la ceremonia en la cual la capilla San Ignacio de Loyola, erigida por el recordado y querido sacerdote pasionista Hugo Salvato, se convirtió en parroquia.
El oficio comenzó al caer la tarde, ante una gran cantidad de fieles que se dieron cita en el predio del villanovense barrio San Antonio, donde el cura del pueblo forjó la Comunidad Joven para la Gran Comunidad.
Rovai dio la misa en compañía de seis presbíteros de la Diócesis, entre ellos Santiago Bitar, quien será consagrado obispo el próximo 8 de diciembre.
Entre los presentes se pudo divisar al intendente Guillermo Cavagnero y al presidente del Concejo Deliberante Francisco Bordini, entre otros representantes del poder político y de las instituciones de la ciudad.
El acto religioso tuvo su apertura cuando el padre Pedro leyó los escritos mediante los cuales el alto dignatario de la Iglesia elevó la jerarquía del templo y designó al sacerdote Sergio Peralta para conducirlo.
Enseguida Peralta proclamó la palabra de Dios, para lo que eligió el pasaje bíblico dedicado a la ida de Jesús a Jerusalem para morir y resucitar.
Más adelante, Rovai explicó el sentido que debe tener para los feligreses el contar con una nueva parroquia. Y pidió que todos los creyentes de esa nueva jurisdicción eclesiástica se comporten como Dios manda. Porque “Dios nos va a pedir cuentas y deberemos demostrar qué hemos hecho con los dones que hemos recibido; cómo los hemos hecho fructificar”.
Citó a San Agustín para decir que “cuando Dios te pide algo, es porque antes te dio el doble”.
El purpurado refirió luego que “hoy (por ayer) es el día de Santa Isabel, que hizo construir un hospital cerca de donde tenía el castillo, y cuando murió su esposo se dedicó a pedir limosna para atender desde la caridad a los enfermos...”.
Y refirió pasajes históricos como los escritos por Ignacio de Loyola, hoy Santo Patrono de la nueva parroquia, quien “ fue misionando por todo el mundo”, enseñando el Evangelio de Jesús.
Y hubo otros ejemplos que fueron citados, pero en ningún caso se habló del padre Hugo, gracias a quien pudo ocurrir todo cuanto allí estaba sucediendo.
Apenas si una monja lo nombró al final en una invocación a la que todos debían responder: “Ayúdanos Señor...”.
Es verdad que, en realidad, no hacía falta que nadie rescatara el ejemplo y la obra de grandioso evangelizador nacido en Pieve de Curtarolo, que en el camino al sacerdocio recorrió el Seminario de Erba, el Liceo Mondoví de Cúneo, el Centro Teológico de Cravate y la Universidad de Laterano, en Roma.
No hacía falta traerlo a la memoria, porque nunca se fue. Estaba en silencio, en el corazón apretado de cada uno de los fieles.
Sergio Vaudagnotto
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|