Efectivos de la Brigada de Investigaciones de la Policía de Villa María secuestraron anoche dos plantas de marihuana y un centenar de ramos de entre 30 y 50 centímetros, ya fraccionados y listos para su secado, en una vivienda ubicada en barrio Bello Horizonte, donde procedieron a la detención de dos jóvenes de 17 y 24 años.
El operativo policial se inició minutos después de las 18.30, cuando personal de la citada dependencia de la Unidad Departamental General San Martín arribaron al lugar a bordo de un automóvil no identificable.
En la esquina de las calles República de Cuba y Acapulco interceptaron al chico de 17 años, y cuando los ocupantes del rodado se identificaron como policías, el adolescente se dio raudamente a la fuga, lo que generó una corta persecución, ya que fue detenido a unos 300 metros de allí, en un descampado.
Momentos después, los efectivos regresaron a la vivienda emplazada en Cuba 890, entre Acapulco y Paraguay, donde concretaron el allanamiento inicialmente programado por la Departamental, y en el patio encontraron dos plantas de “cannabis sativa” de más de dos metros de altura cada una y casi 100 ramos ya fraccionados, listos para el secado de sus hojas.
El procedimiento se extendió hasta pasadas las 23 y concitó el curioso interés de los habitantes de ese populoso sector de la ciudad, que se vieron sorprendidos desde el mismo comienzo a raíz de la persecución callejera, originada por el intento de fuga del menor.
Durante el allanamiento también fue detenido el mayor de los hermanos, extraoficialmente identificado como Javier Rodolfo Varela, de 24 años, quien junto al chico de 17 fueron trasladados a la Comisaría de Distrito, donde quedaron alojados, imputados por infracción a la “Ley Federal de Estupefacientes N° 23.737 y a disposición del juez Federal de Villa María, Roque Ramón Rebak. En el caso del adolescente, también intervendrá la jueza de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y Penal Juvenil, Cecilia Fernández.
En medio del operativo, arribó al lugar -proveniente de su trabajo- la dueña de casa y madre de los detenidos, quien sufrió una descompostura, por lo que los efectivos debieron llamar a una ambulancia para que la asistiera.
En la casa viven la mujer y dos de sus tres hijos (el mayor es una joven que está radicada en otro lugar), y según comentaron algunos habitantes, la propietaria del inmueble es una persona “muy trabajadora” que goza de buen concepto en el vecindario, por lo que se estima que desconocía de la existencia de la droga.