De ser un cultivo rústico y poco valorado en los 90, el sorgo ha pasado a ser un cultivo estable con grandes posibilidades comerciales.
Por esa razón, la empresa Tobin Semillas presentó su programa de mejoramiento destacando la resistencia al estrés hídrico.
Según explica Patricio Tobin, responsable del área de Producción y Marketing, “cada variedad se desarrolla para dar respuesta a una necesidad específica del mercado. Hay un nivel de trabajo en investigación muy alto, con una red de ensayos en todo el país y que hoy se extiende hasta países limítrofes”.
Al respecto, Martín Luders, responsable de Investigación y Desarrollo de Tobin Semillas, explicó que el sorgo tiene una gran variabilidad genética, al punto que permite múltiples usos: desde el grano, pasando por las energías renovables de distintas formas, hasta como remplazo de la caña de azúcar por la fermentación de los jugos, lo cual abre un panorama inmejorable de desarrollo común y comercialización con los ingenios azucareros. “Además, estamos desarrollando la producción de biomasa para explotaciones de metano y otros productos. Algunos de nuestros socios en el desarrollo, como Sorghum Partners New Deal SA y Chromatin In, están aplicando tecnologías de estudios de ADN, lo cual nos permitirá avanzar más rápido en mejoramiento. A través de marcadores moleculares vamos a hacer el estudio genotípico y acelerar la selección. Con estas empresas estamos realizando experiencias de intercambio generacional, sembrando allá durante nuestro invierno y buscando sensibilidad de fotoperíodos en días largos, haciendo una serie de investigaciones que nos van a permitir mejorar aun más los materiales comerciales para Argentina”, afirmó Luders.
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