Ya no quedan dudas de que hablar de Córdoba es hablar de alfajores, bellas mujeres y cuarteto. Así lo proponen Los Caligaris en “Mis tres amores” y no se equivocan, el cuarteto está en el ADN de los cordobeses, de quienes lo disfrutan y de quienes no.
Este fenómeno musical y cultural de las clases populares sigue en constante crecimiento y desde sus inicios hace ya casi 70 años se esparce por las distintas provincias de nuestro país y por algunos puntos recónditos del planeta.
Cuenta la historia que El Cuarteto Leo tocó en vivo en radio el 4 de junio de 1943 y esa fecha marca el hito que motivó a la Cámara de Diputados a instituirlo como el Día del Cuarteto en su sesión del 7 de junio de 2000; además de aprobar el proyecto para declararlo “género folclórico cordobés”. Aunque algunos estudiosos duden de que ese hecho haya sido cierto, la muerte de “Manolito” Cánovas (fundador de Tru La La) también el 4 de junio, pero de 2000, terminó por fijar esa efemérides.
Los comienzos cuarteteros tienen a Augusto Marzano y su hija Leonor como los nombres ineludibles del género. El nombre “cuarteto” se debe a la utilización de cuatro instrumentos básicos que eran acordeón, violín, piano y contrabajo. La mezcla de la tarantela italiana y el pasodoble español, ejecutada por inmigrantes rurales que luego se trasladarían a la ciudad, fundirían naturalmente estos estilos cuyo fin era entretener a la gente, animar las fiestas y disfrutar de eventos sociales diversos.
EL DIARIO Cultura de hoy toca algunos aspectos del fenómeno cordobés.
Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
A pesar de que se tienen siete décadas de desarrollo del cuarteto, aún no existe gran cantidad de trabajos teóricos sobre este género popular cordobés. Pareciera ser que en los últimos veinte años se empieza a tomar “en serio” a esta manifestación cultural que ha motivado interesantes acercamientos.
Uno de ellos, es el que realizó la profesora de etnomusicología de la Universidad del Estado de Chicago, Jane L. Florine. La investigadora estadounidense viajó en varias oportunidades a Córdoba en la década del ‘90 para estudiar el fenómeno del cuarteto, el cual materializó en el libro “Cuarteto Music and Dancing from Argentina: In Search of the Tunga-Tunga in Córdoba”. De su trabajo de investigación estableció seis momentos en la historia del cuarteto, que tienen su correlato con la historia política de nuestro país, resumimos:
Primero (1943-1955): caracterizada por la música traída por los inmigrantes que llegaron a trabajar la tierra. Cuando el precio de los productos agrícolas bajó por la situación mundial que produjo la Primera Guerra Mundial, la gente migró a las ciudades en búsqueda de empleo en las fábricas que habían aparecido. El cuarteto empezaba a crecer desde las orillas para adentro.
Segundo (1955-1968): se inicia con el crecimiento de la industria automotriz y la ola de migraciones internas. El Cuarteto Leo tocaba en los suburbios, era la época de Los Beatles, la primera música en inglés, los disc jockeys y el boom del folclore.
Tercero (1969-1973): marcado por revueltas con guerrilleros y el Cordobazo y se cerró cuando el General Perón retornó al país. La conformación de las bandas empezaba a cambiar debido a la inclusión del piano eléctrico y el bajo eléctrico. El Cuarteto Leo se presentó en un club atlético y desde allí dejó asentado el precedente para que los demás grupos también lo hicieran en esos espacios.
Cuarto (1973-1976): se cierra indiscutiblemente con la llegada de los militares al poder. En esa época apareció una de las grandes leyendas del cuarteto que fue Chébere imponiendo un régimen estilístico y la mayoría de los grupos siguió esos pasos. El aire fresco que proponía esta banda consistía en incursionar en los temas melódicos y modernos con el agregado del “Tunga-Tunga”. Además comenzaron a hacer canciones tropicales para que el cantante principal descansara en los bailes y esta actitud, coronada por el gusto de la gente, instauró otra modalidad, la de tener dos cantantes y hacer dos estilos diferentes.
Quinto (1976-1983): en esta época de plomo, la difusión del cuarteto se prohibió y en ocasión de realizarse la Copa Mundial de Fútbol, el gobierno de facto ordenó quitar todas las grabaciones de las disquerías de Córdoba, para que el turista no tomara contacto con ellas.
Sexta (1984-?): la finalización de la guerra de Malvinas y la vuelta a la democracia marcó la vuelta total del cuarteto. Carlos Jiménez continuó desarrollando el “cuarteto característico cordobés” como subtituló Rodrigo a uno de sus exitosísimos discos. “La Mona” intentó modernizar el cuarteto, sin alterar la esencia que se arrastraba desde sus inicios. Siguió manteniendo su acordeón, pero cambió el violín por los teclados porque se dificultaba conseguir violinistas jóvenes que lo siguieran. En esta etapa, que es la de mayor crecimiento, el cuarteto logró llegar a Cosquín, una plaza religiosamente preparada para el folclore argentino; es más, se instituyó el “Cosquín Cuarteto”. La televisión ayudó mucho a la difusión de la música, al igual que las radios e indiscutiblemente la era digital produjo una explosión que hizo llegar estos acordes a todas partes. Buenos Aires, conoció masivamente al cuarteto gracias a Rodrigo Bueno que llenó trece Luna Park, algo impensado para el mundo cuartetero.
Esta fue una etapa de experimentación con la introducción de ritmos latinoamericanos y la inclusión de músicos centroamericanos como el dominicano Jean Carlos y compañeros que impusieron el “merenteto”, fusión de cuarteto con merengue. “La Mona” Jiménez, llegó a tener hasta su propio programa radial en el que sólo se pasaban sus canciones en la LV2; el programa “Ritmo Punta” difundió por años la música en vivo a través de la pantalla de la televisión por aire.
Obviamente, que si continuáramos con las etapas propuestas por Florine, seguramente estaríamos hablando de un nuevo momento. El estudio de Florine abarcó hasta los ‘90, pero lo mencionamos ya que fue un importante aporte para su estudio. Como dato anecdótico diremos que la investigadora llegó a grabar, como invitada, la ejecución de su flauta en el tema “Penita” del disco “El marginal” del cordobés más famoso.
EL CUARTETO ACTUAL
En la actualidad quienes practican el género conforman verdaderas bandas con más de diez integrantes y hasta han llegado a tener treinta músicos en ocasiones especiales. Ha desaparecido el violín y el acordeón sobrevive en algunas bandas como la que posee Carlos “La Mona” Jiménez. Pero el cuerpo musical se ha nutrido de muchos más instrumentos utilizados generalmente en otros géneros como el rock (guitarras eléctricas, baterías) o los que tienen que ver con ritmos latinoamericanos (instrumentos de percusión).
Otra de las características es que hoy en día se propicia la hibridación de los distintos géneros musicales. El cuarteto está permeable a ello, recibiendo y aportando condimentos a la música en general. Un ejemplo, el rock actual se nutre también del cuarteto y viceversa. Este intercambio además de escucharse en las canciones se ve en las diferentes participaciones de músicos en distintas presentaciones y discos. Es muy común ver a “La Mona” tocando con “Pity” Alvarez, Andrés Calamaro, Los Caligaris, Charly García, Juanse, Bersuit, entre tantos otros.
Luego de la vuelta a la democracia en el país, en 1983, el cuarteto prohibido y censurado en épocas dictatoriales, retomó su fuerza y volvieron los casetes, los discos y luego los CD’s y DVD’s. En cuanto a los bailes, se percibió un cambio y éste es que a partir de allí el público asistente a dichos encuentros cambiaría notablemente. Los bailes eran el lugar en el que se convocaba a la familia toda, los abuelos, los padres, los hijos asistían en las primeras épocas del cuarteto a disfrutar y a bailar la música del Tunga-Tunga; sin embargo ahora hay un predominio muy marcado por los jóvenes. Son ellos los que todas las semanas se reúnen en los lugares ya consagrados para la música popular, para escuchar los acordes alegres del ritmo característico, pero más aún para divertirse y buscar una pareja (efímera sobre todo) con quien relacionarse.
También el fenómeno de identidad está muy presente en el cuarteto. Julieta Godoy plantea en un ensayo de su autoría, “el cuarteto construye, preserva y reproduce la identidad de la cultura popular de Córdoba”, sobre todo, la de los sectores más postergados, quienes reconocen “en la figura de Carlos ‘La Mona’ Jiménez, una figura construida en torno a una historia biográfica particular, al héroe que los representa y pone en presencia tanto la voz, el discurso de los marginados (las voces anónimas) como su imagen ante otras culturas y/o centros hegemónicos, proceso que deviene de la ‘espectacularización’ de Jiménez en una diversidad contextual.” Sabemos que las letras de Juan Carlos Jiménez Rufino (“La Mona”) abordan en su mayoría los temas característicos de los grupos sociales más postergados (desprotegidos, drogadictos, delincuentes…), pero también narra historias sobre amores incomprendidos, ironías de la vida y demás. Otra serie de canciones son las que se convierten en hits, las que buscan la diversión y la de escaso contenido semántico; justamente son éstas las canciones que más trascienden los límites del territorio cordobés.
Quienes no conozcan cómo es el ambiente del cuarteto en Córdoba, le sugerimos mirar la película “De caravana” del director Rosendo Ruiz, estrenada a fines del año pasado. Allí se narran varias historias envueltas como por un humo confuso que se respira en los grandes bailes de nuestra capital. También sugerimos leer la autobiografía sobre “La Mona” (escrita por Jorge Cuadrado) editada por Raíz de Dos y el libro de Gustavo Blázquez “Músicos, mujeres y algo para tomar” publicado hace unos años por Recovecos, para ampliar en el tema.
El género cuarteto es muy amplio y es posible tomarlo por diferentes aristas, nos faltaron muchísimos protagonistas, sucesos y particularidades. Este domingo sólo hemos despuntado algunos de ellos; quizás, más adelante, volvamos a retomar con otras miradas sobre el tema en cuestión.
Cerramos la edición con la publicación de la letra de una de las canciones que se ha levantado como estandarte de los cordobeses y sobre todo de aquellos que aman esta música. Una música que crece día a día; que es independientemente económica de cualquier variable producida en Buenos Aires o el país y que cada vez toma más espacios, más medios y más estratos sociales.
A bailar.
Bibliografía utilizada:
Blázquez, Gustavo: “Y me gustan los bailes…”. Haciendo género a través de la danza de cuarteto cordobés. Revista Etnografías Contemporáneas 2 (2), p. 133-164, Universidad Nacional San Martín.
Quintá, Javier: Blázquez, Gustavo: “Tratar de ser feliz es un acto de fuerte resistencia política”. Entrevista en Revista Suban el volumen.
Blázquez, Gustavo: discriminación genérica y heterosexualidad obligatoria en la producción del cuarteto cordobés, Temas de Mujeres Año 2 Nº2, Revista del Centro de Estudios Históricos e Interdisciplinarios Sobre las Mujeres Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional de Tucumán.
Florine, Jane L.: “El desarrollo musical del cuarteto cordobés”, en Actas del III Congreso Latinoamericano de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (IASPM-AL).
Godoy, Julieta: El cuarteto cordobés como modo de conformación identitaria, revista Borradores, Volumen VIII-IX, año 2008, Universidad Nacional de Río Cuarto.
Canción: SOY CORDOBES
Autor: Rodrigo
Disco: A 2000
Año: 1999
Oigan señores yo les quiero así contar
con muchísima emoción dónde nació mi canto
chispa, tonada, piano, bajo y acordeón
así tocaba Leonor ritmo de cuartetazo
el Pibe Berna, Carlos
“Pueblo” Rolán
y el Cuarteto de Oro
le dieron música, alegría a mi ciudad
soy de la universidad de la alegría y el canto.
le dieron música alegría a mi ciudad,
soy de la universidad, Córdoba te quiero tanto
Soy cordobés, me gusta el vino y la joda
y lo tomo sin soda
porque así pega más, pega más, pega más.
Soy cordobés, y me gustan los bailes
y me siento en el aire
si tengo que cantar.
De la ciudad de las mujeres más lindas,
del fernet, de la birra
madrugadas sin par.
Soy cordobés, y ando sin documentos
porque llevo el acento de Córdoba capital.
Como creyente yo le doy gracias a Dios por esta
bendición que en la sangre llevamos
todo el año “Tunga-Tunga” del mejor es nuestro
rocanrol y a La Mona idolatramos.
Se para el lunes porque hay que descansar
de todo lo que bailamos
y el martes encaravanados otra vez
hay que lustrar los pepés porque a algún lado nos
vamos.
Soy de alta Córdoba dónde está “La Gloria”
o en Jardín Espinosa a Talleres tú lo ves y si querés
yo te llevo para Alberdi donde están los celestes
mi Pirata cordobés.
de la ciudad de las mujeres más lindas,
del fernet, de la birra
madrugadas sin par.
Soy cordobés, y no me
importa si es
gorda como el arco de
Córdoba
la quiero para bailar.
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