Escribe: El Peregrino Impertinente
El Gobierno británico anda preocupado. Y no por la crisis económica que les azota la Patria, ni por los rumores de que la Armada Argentina estaría planeando atacar Las Malvinas con gomeras y tira bumbulas. No. El tema pasa por el lado del turismo. Parece que los mandatarios recién se dan cuenta de que han descuidado demasiado el sector, fundamentalmente en lo referente a turismo interno. Por décadas, sus conciudadanos se dejaron los morlacos vacacionando en el exterior, en vez de reinvertir ese dinero en su propio país. Antes, la cuestión los tenía sin cuidado. Pero de cara al delicado marco actual, tuvieron que meter mano.
Así las cosas, el ejecutivo de Gordon Brown lanzó la campaña “Holidays at home are great”, lo que en castellano se traduciría como “Las vacaciones en casa son geniales”, y en cordobés como “tan buenazas las vacaciones acá nomás, barón”.
Se trata de una operación de marketing sostenida en dos argumentos elementales: primero, que Gran Bretaña cuenta con lugares lo suficientemente atractivos como para evitar viajar al exterior. Segundo, que de esta forma el habitante de las islas se ahorra varias complicaciones. Léase, cambio de divisas, papeleríos en aduanas y el estrés que implica andar mezclándose con las gentuzas de países cálidos y subdesarrollados. A ello le suman el empuje que supone la realización este año de los Juegos Olímpicos en Londres, para cerrar el paquete.
Con todo, los especialistas dudan del éxito que pueda tener la propuesta. Resulta difícil imaginar a ingleses, galeses y escoceses cambiando las bellas playas del Mediterráneo o las doradas costas del Atlántico y el Indico por los lluviosos y grises paisajes del norte. Famélicos de sol, los hijos de la reina Isabel lo tienen claro: no ven la hora de que lleguen las vacaciones para tomarse un avión, echarse en la arena y pronunciar las palabras mágicas: “Un cervezo par favor”.
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