El presente artículo conlleva el objeto de dar una visión integral acerca de la reciente intervención (sujeta a expropiación) de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) ya que mucho se ha argumentado vulgarmente al respecto por parte de diversos sectores. Porque es mi obligación como marxista dejarles a estos en claro las cosas en términos ideológicos siendo yo taxativo en este punto.
Tanto Mauricio Macri del PRO como Héctor Magnetto del Grupo Clarín así como Repsol parecen no comprender el fracaso absoluto del capitalismo en su fórmula neoliberal en un contexto de crisis mundial que sacude como nunca antes a los países integrantes de la Unión Europea (UE). Hacia ellos se dirigía el mensaje de la presidenta Cristina Fernández en la Cumbre del G20 expresado en la frase “hay que terminar con el anarco-capitalismo”. Lo hace bien desde el enfoque neodesarrollista-keynesiano.
Sucede que ciertos empresarios, accionistas, banqueros y corporaciones se guían más por un instinto animal, evidenciado en la ambición y codicia desenfrenada en burbujas económicas, que por la inteligencia y el raciocinio más propio del ser humano. Es ese instinto neoliberal anti-estatalista impregnado en los empresarios, políticos y banqueros de la Unión Europea y también en la propia Repsol, el que los ha llevado a ellos mismos a la quiebra, al default, al declive total de sus propias ganancias y, en este caso concreto, a la imposibilidad fáctica de inversión en términos productivos, en fin, al no desarrollo y a la crisis global del sistema capitalista. La contracara son China y Brasil o Argentina respecto al impacto de la crisis en las economías regionales; Crecimiento Económico y NO Déficit del Capitalismo, Ayuda Social y Salario acorde a los precios en oferta para una población que consuma y compre así deviniendo en demanda real agregada y NO ajustes que impidan el crecimiento y accesibilidad al consumo de productos y mercancías.
Sería interesante saber cómo Héctor Magnetto y Mauricio Macri pretenden incrementar el margen de ganancia del sector empresarial y corporativo más una explotación provechosa de las capas trabajadoras, sin inversión petrolera, es decir, sin combustible, el cual interviene de manera decisiva y diversa en los múltiples sectores productivos del país. ¿Se puede transportar soja sin combustible? ¿Se puede transportar sin combustible el CIANURO, aquel que se necesita para la explotación Mega-Minera en San Juan, Catamarca o La Rioja? Claro, ellos proponen importar, nada más absurdo y deficitario; importar al precio del petróleo en pleno contexto de crisis internacional, tesis refutada de manera impecable por el vice ministro de Economía Axel Kicillof que no es marxista, y si, en todo caso, EMPRESARIO y militante de La Cámpora. Así bien, el Estado debe garantizar los recursos estratégicos para el desarrollo capitalista.
En el plano histórico fue de valedera utilidad al desarrollo capitalista el aporte dado por la gestión de Franklin Roosevelt como presidente de los EE.UU. (1933-1945) y su esquema político-económico denominado New Deal consistente en planes de ayuda social y en trabajo semi-formal. Se incitaba a un incremento significativo en la demanda real (consumo) ante los crecientes sectores carenciados en producto de la Crisis Liberal del ‘30. Ante esta crisis gestiones aún más significativas fueron las implementadas por los mandatarios De Gaulle en Francia y Clement Attlee en Reino Unido. Este último nacionalizó, siendo Primer Ministro (1954-1951), el Banco de Inglaterra, las industrias del carbón, el gas, la electricidad, los ferrocarriles, la aviación civil y la siderurgia lo que posibilito al sector empresarial y a las corporaciones dar finalización a la crisis y entrar en período de auge de crecimiento económico respecto a tasas de consumo, capital y ganancia.
El capital financiero circula, se reproduce y se incrementa mejor, en cuantiosa ganancia y de manera armoniosa cuando es encuadrado en la necesaria e inobjetable intervención estatal. Lo contrario es carencia de inversión, burbujas económicas, descontrol, dispersión, déficit, quiebra, perdida de ganancia para la clase capitalista, crisis política de diciembre de 2001, Europa de la actualidad, en fin, anarquía improductiva y desastre absoluto y total. Sera quizás por esto que los empresarios nucleados en la Unión Industrial Argentina (UIA), la Barrick Gold, las Corporaciones Mega-Mineras, y otras acompañen el proyecto de Gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner. Será quizás por eso que unos de los más prestigiosos empresarios de nuestro país, el propietario del Grupo SOCMA, Franco Macri decida respaldar al Gobierno y no al obtuso fracasado de su hijo Mauricio. Es claro, se han visto favorecidos.
No se trata de soberanía nacional y tampoco del bienestar social del pueblo; se confunden, eso sería marxismo; en la irreductibilidad de la realidad de los hechos se insta a garantizar recursos estratégicos para la producción capitalista, y a una población con accesibilidad al consumo (planes sociales y asistenciales y salarios acordes), devenida en demanda real agregada, todo así en función del desarrollo de las fuerzas productivas y al incremento de las tasas de ganancias.

Ernesto Bertoglio
Estudiante de Cs. Política