Hace un tiempo que veo pasar por la vereda de mi lugar de trabajo -mañana y tarde- a una señora mayor, de pelo blanco, delgada y con ella una perra. Lento , muy lento el caminar de las dos.
El otro día me animé y cuando la vi crucé la calle y, casi con temor, me acerqué.
-Buen día -le dije-. ¿Es su perra?
-Sí -me respondió- y es rescatada de la calle -me aclaró enseguida-. Ella es China y yo soy Betty -contó la señora-. A China la encontré de muy cachorra preñada, sucia, flaca y muy, muy temerosa. No podía verme con la escoba porque se hacía chiquita y temblaba. Tuvo sus crías, los di a todos en adopción (con la colaboración de mis vecinos). La hice operar y a sus crías también. Eso es para evitar que existan tantos perros abandonados, como la encontré a ella.
Realmente me quedé asombrada y, con su suave voz, me contaba esta historia. Yo le dije que me encantaba, que ella era un ejemplo para tantos que ponen miles de excusas para salir a pasear con su perro .
-Te llamó la atención ver a una viejita- me dijo con una sonrisa.
Pero la verdad es que muchos, y más jóvenes, no sé si se toman ese compromiso. Y como dijo Betty, para tenerlos hay que tenerlos bien. Pedí permiso y tomé una foto de las dos.
Realmente tenía muchas ganas de contarles esta historia, de gente común, ciudadanos anónimos que con su granito de arena aportan para que esta sociedad tome conciencia de la problemática de aquellos que están en situación de calle. ¡Felicitaciones a las dos por lo compañeras que son!
B. A. B.
DNI 21518625