Antes de que se construyera el plan Eva Perón, el sector de Villa María que ahora conocemos como barrio Bello Horizonte o Beletti (por el apellido del propietario de la constructora que hizo las viviendas sociales), era un descampado desde el que se podía ver el horizonte bello e infinito.
En la primera etapa, entregaron las 250 casas del plan Eva Perón y en otra instancia, hicieron 250 más. Una base más que sólida para el nacimiento de un barrio.
Angel Felipe Sánchez fue el primer presidente del centro vecinal, conformado a poco de que los primeros vecinos habitaron las casas.
El 1 de mayo, Día del Trabajador, don Angel cumplirá 92 años. Y cómo quiere ser fiel testigo de su época es que no se pierde nada de lo que pasa a su alrededor y lo atesora, no sólo en su memoria, sino en un diario que algún día tomará la forma de libro.
Angel llegó al barrio en 1977, cuando le adjudicaron la vivienda del plan Eva Perón. “Mire sino voy a ser peronista”, dice.
La primera meta que se propusieron fue la de organizarse. “Nos convocaron a una reunión para conformar el primer centro vecinal. Había uno que decía: ‘Votemos, votemos’, y yo dije que había que esperar y hacer las cosas bien. Primero, teníamos que hacer el acta en la que quedara constancia del inicio de la institución y después, había que formar la comisión para que todos pudieran elegir. Ahí nomás, pidieron que sea yo el presidente”, relató.
Siguiendo esos pasos, finalmente fue electo como presidente de la primera comisión del Centro Vecinal del barrio Bello Horizonte.
“Nada que ver como es ahora”, recordó. “El bulevar Sarmiento daba la bienvenida al barrio con sus grandes eucaliptos y a la avenida Universidad la estaban pavimentando.” De a poco, con el esfuerzo de los vecinos, el barrio fue creciendo. “Imagínese lo rápido de los cambios. Antes de estas casas, había un poblador solo, la estancia La Negrita y la microonda de la telefónica y de pronto, todo empezó a cambiar. El alumbrado, más pavimento y otras mejoras”, dijo.
Sánchez recuerda que uno de los problemas principales era el del gas. “Había conflicto entre las empresas y demoró más de lo previsto. Pero después de mucho gestionar, viajar a Bell Ville y un montón de reuniones, pudimos solucionarlo y se habilitó la red de gas natural.”
El otro tema, fue el agua. “Nosotros, no estábamos conectados a la red de la ciudad, sino que había un motor en la entrada con un empleado que lo conectaba para que ingresara el agua al barrio. Me acuerdo un día de mucho calor, de pronto, nos quedamos sin el vital elemento. Resulta que el empleado, vaya a saber por qué, no estaba en su puesto de trabajo. Así fue que un grupo de vecinos se organizó para reclamar y querían marchar hacia el centro para pedir el agua”, recordó.
Al anoticiarse del hecho, Sánchez fue y les pidió que esperaran. “Ahí nomás me fui a la casa de Juan Beletti, de la constructora Beletti-Bonaparte, y enseguida vino a conectar el motor y se solucionó el problema”, dijo.
Ahora, “por suerte, ya estamos conectados a la red”.
Constructores de identidad
Algo que es de destacar del “Beletti” es que los vecinos decidieron armar un sector que fuera lo más independiente posible del centro. “Antes que empezáramos a pagar la cuota de la casa, abonábamos las cuotas para construir la comisaría, la iglesia, la escuela, el centro vecinal, el correo y el dispensario”. Todo fue obra de los vecinos. Por eso aún hoy, todos siguen aportando para mantener cuidados esos espacios públicos.
Por otra parte, el sector privado también se fue desarrollando hasta formar un centro comercial sólido con variedad de oferta de todos los artículos de la canasta alimentaria y familiar, como así también ferreterías y otros negocios.
Cuando le preguntamos a Don Angel qué es lo que más le gusta del barrio, no duda y dice: “la escuela”, porque es el presente y el futuro. Cuando le consultamos sobre lo que menos le gusta, también responde con una palabra: “Apatía, es una pena que haya vecinos que no se comprometan. A lo mejor, es por el ritmo de vida actual, pero vamos a estar mejor si todos nos comprometemos”, concluyó.
Historia de un gendarme
Angel Felipe Sánchez es jubilado de la Gendarmería. Gran parte de su historia laboral estuvo en el sur.
El Bolsón y Bariloche, fueron destinos soñados. “Mi mujer montaba a caballo muy bien”, recuerda. “Así que salíamos a pasear por la Cordillera en mis días francos y hacíamos pic nic en lugares maravillosos.”
También estuvo destinado a Rosario, donde hizo un curso de formación. “La vida quiso que cada una de mis hijas nacieran en ciudades distintas. Una en el Bolsón, la otra en Rosario y la tercera en Bariloche”.
Un rasgo distintivo de Don Angel es su sentimiento nacional. “El 1 de mayo, por el Día del Trabajador y todas las fechas patrias, saco la bandera argentina para que flamee al frente de la casa”, aseguró
Fotografías: 1) Angel Felipe Sánchez, primer presidente del centro vecinal junto a su esposa, Pierina, con quien lleva 68 años de casados
2) Así se ve hoy el barrio que creció aceleradamente en estas últimas décadas
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