Desde hace 17 años, La Cumbre es punto de referencia a nivel continental cuando se habla de deportes extremos. Todo gracias al Desafío del Río Pinto, una popular carrera de mountain bike que tiene como escenario el corazón del Valle de Punilla y al pueblo de estilo inglés como sede. Considerado el evento más grande de Latinoamérica en su tipo, atrae a más de 4.000 participantes y 20 mil espectadores cada año. La competencia, que tiene las inscripciones cerradas, tendrá lugar el próximo domingo.
Entonces, La Cumbre verá sus calles desbordarse de deportistas, pero también de turistas. Visitantes que llegan no sólo para seguir las alternativas del certamen y el movimiento que genera, sino también para disfrutar los paisajes de los alrededores. Y por que no, aprovechar de otras actividades dispuestas, como charlas, exposiciones del planeta bici, trekking y bicicleteadas para la familia, shows artísticos, acrobacias aéreas, de skate y free style, animaciones infantiles y sorteos, entre otras.
La movida arranca en estos días, cuando participantes provenientes de toda la Argentina y países limítrofes comienzan a arribar a Punilla y con la oferta de actividades puesta sobre el paño. Pero el éxtasis llega en domingo temprano, con la localidad entera preparándose para el comienzo del espectáculo. Un mundo de gente reunida en el predio ubicado frente al Centro Cívico, en pleno centro, aguarda la largada. Será a partir de las 7.30 horas, con la vuelta simbólica y luego a las 8, con la salida de las primeras categorías.

s El circuito

Desde el centro, miles de bicicletas descienden hasta cruzar la ruta nacional 38, para conectar rápidamente con la entrada a Cuchicorral y en el kilómetro 9 con Corrales. A partir de allí, una pronunciada bajada arrastrará al pelotón durante unos 30 kilómetros. Desde los casi 1.200 metros sobre el nivel del mar del inicio, hasta una depresión que llega a los 550, en trepidante spring.
Ese inmenso declive estará acompañado en buena parte por el propio río Pinto. De hecho, la senda lo cruza dos veces, a través de vados. Es en esta etapa donde el evento regala las mayores dosis de encanto. Postales típicas del valle brotan por doquier, delineando un terreno dominado de faldas, verdes y especies autóctonas. Aquí, como en todo el recorrido, los participantes hacen uso de caminos rurales que quedan abiertos al tránsito, lo que facilita la llegada de espectadores antes del pistoletazo inicial.
Después, la ruta muta completamente, elevándose hasta los más de 1.000 metros en sólo 10 kilómetros. Aquello ocurre en las adyacencias de San Marcos Sierras y su maravilloso entorno natural. Un mirador señala el fin de la abrupta escalada, para alivio de los atletas y deleite de los turistas. Los 30 kilómetros finales transcurren entre los vaivenes del relieve hasta los alrededores del Dique El Cajón, en Capilla del Monte (desde aquí parten los ciclistas menos experimentados, los de la categoría “Cicloturista”). Una subida final, a través del poblado de San Esteban, marca el regreso a La Cumbre. Una vez culminada la aventura, el predio vuelve a llenarse de público, y la concentración y los nervios de la mañana se convierten ahora en sonrisas y festejos. Entrega de premios, actos conmemorativos y mucha acción inyectan de vitalidad el centro. Se respira emoción en el valle.
Bienvenida sea.