“Y todos son igualmente importantes. No es más importante el ingeniero que el ordenanza que limpia, de hecho, los ingenieros dependemos de que el laboratorio esté adecuadamente limpio para que nuestro trabajo sea óptimo”, explica Marín, dando a entender, además que para mantener la higiene de un laboratorio hacen falta algunos conocimientos específicos que de por sí ya califican la actividad de quien tiene a su cargo la limpieza. Y eso, claro, se repite, con matices diferentes y particularidades propias, en cada industria.
Y cuando pensamos en limpieza, pensamos en escobas, trapos, líquidos, envases, herramientas. Y no podemos soslayar entonces, a los trabajadores que los pensaron, diseñaron, manufacturaron. Démosle la bienvenida a todos a nuestro vaso con agua.
Una vez que la red subterránea de caños fue instalada en la ciudad con todas las garantías y ha llegado hasta su casa, sólo falta que venga el plomero para hacer la instalación.
“Todos dependemos de todos”, dice Alejandro Vedelago, plomero, mientras repara una canilla que está perdiendo.
“Creo que es importante tratar de comprender el concepto de la palabra trabajo, si no lo comprendemos, estamos fritos. Trabajo es ocuparte de algo, realizar una tarea, que puede ser rentada o no. Porque, por ejemplo, ser ama de casa es un trabajo y no es rentado. Entonces, hay que entender que trabajo es hacer algo en beneficio de otro, es un servicio hacia el otro y hay que hacerlo de forma responsable. Tenemos que comprender que todos formamos parte de una cadena en la que todos dependemos de todos, por lo que hay que ser muy respetuoso del trabajo de los demás y tener confianza en el otro. Como dicen: ‘No hay cadena más fuerte que el más débil de sus eslabones’. Yo siempre pienso en toda esa gente que ha trabajado para uno, en cualquier parte del mundo, sin saber que lo estaba haciendo para mí. El que pensó las herramientas, el qu0e diseñó comunicaciones, tantos... si vos concatenás las cosas empezás a comprender a los demás y el grado de dependencia que tenemos entre todos. Yo, por ejemplo, utilizo herramientas, aún hoy, como la llave inglesa o la francesa, que fueron inventadas en el Siglo XVII, por ejemplo. Porque eso también es trabajo. Los orientales, cuando ven a un tipo sentado, dicen que ese tipo está pensando, elaborando. Y ahí aparece ya el ‘laboro’, ¿ves? Después, que piense bien o mal, es otra cosa. Como cualquier trabajo, lo podés hacer bien o mal, pero eso es individual y no tiene que ver con esta gran cadena, este círculo virtuoso del trabajo, en el que todos dependemos de todos.”
Ahora sí, podemos servirnos ese bendito vaso con agua. Y mientras vemos que el líquido elemento llena el recipiente de vidrio (o plástico) podemos dedicarle un pensamiento también a todos aquellos trabajadores que participaron de la confección de ese vaso. No será difícil entender que son también miles y miles los involucrados en el proceso, no nos costará ver que en más de una oportunidad se repiten o son los mismos que participaron en el proceso de llevar el agua hasta nuestra casa, los que, a su vez, también están involucrados en la fabricación de la canilla y de los caños y de la pelota que trae bajo el brazo aquel chico sudoroso y envuelto en polvo que había terminado de jugar a la pelota en el potrero algunas páginas atrás y, sin pensar en todo esto, fue hasta la canilla más próxima y se sirvió un vaso con agua.
Cada cosa, cada pequeña cosa que compone el complejísimo entramado social que supone el mundo, un país, una provincia, una ciudad, un barrio, una familia; cada pequeña cosa, vale la pena recordarlo siempre, saberlo de memoria, a requerido del esfuerzo propio y del de miles y miles de semejantes, hombres y mujeres, trabajadores, cada cual en su rol, en su puesto de trabajo, en su eslabón, generando bienes sociales, haciendo más confortable la vida, fortaleciendo la cadena. Y por eso, merecen respeto y consideración.
Honremos, pues, a los trabajadores en su Día Internacional.
Por los que dejaron su huella, por los que, anónimamente, los ayudaron a dejarla, por los que están, por los que vendrán, levantemos nuestro vasito con agua y brindemos. ¡Salud, trabajadores!
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