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30 de Abril de 2012
Día del Trabajador - Cada cual en su lugar, eslabón necesario e insoslayable
Manos a la obra
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El geólogo Germán Tissera trabajando en una perforación

Todo comienza con un pozo.
Gerardo Tissera villamariense y geólogo, es la primera gota, está en el primer eslabón de la cadena.
“Algo de lo que más me apasiona es la búsqueda de agua, recurso fundamental para la vida. Como geólogo, el trabajo comienza con las preguntas lógicas: ¿dónde? ¿para qué? y, si es para consumo ¿para cuántos?, ya que no todos los acuíferos poseen el mismo caudal y la sobreexplotación generaría el agotamiento del mismo.
Como primer paso se realiza una recopilación de antecedentes leyendo mucha información, si es que existe alguna bibliografía geológica del lugar, un mapeo o el simple hecho de consultar a algún poblador. También se usa como punto de partida la vegetación: grandes árboles hablan de capas con agua, tomamos todo lo que pueda ser de utilidad y vamos sumando a la investigación.”
Hablamos, entonces, no sólo del trabajo del geólogo, sino también de quienes han recopilado los saberes de los que abreva el geólogo.

“Las etapas subsiguientes vuelven a radicarse en el campo, con el apoyo de la geofísica, materia en la que existen métodos como el geoeléctrico, que se basa en la conducción de corriente eléctrica a través del subsuelo, y con ella podemos determinar aumentos en la conductividad eléctrica, lo que nos daría la pauta de que estamos en presencia de una anomalía, no quiere decir que tengamos agua. Quizás sea sólo humedad, pues el agua, en su estado más puro, no conduce la corriente eléctrica, a no ser que posea minerales. Y si está demasiado saturada, tampoco nos sirve a los fines del consumo humano. Luego de la exploración de la superficie y del subsuelo a través de este método indirecto, debemos evaluar la información para marca las zonas más probables para las perforaciones.”
Hasta aquí, mucho se ha trabajado ya y aún estamos lejos de poder saciar nuestra sed. Sigamos trabajando.

“Ya que hablamos de un vaso con agua, el agua para consumo humano será analizada y debe cumplir con ciertos parámetros, sólo podemos determinar su utilidad luego de la perforación exploratoria y llevar las muestras a análisis de laboratorio”, explica Tissera.

“Al seleccionar los puntos a perforar, llega la perforadora, los perforistas que son una pieza clave en la operación y comienza la tarea. El geólogo va tomando muestras a medida que se va perforando para saber en qué tipo de roca o suelo estamos trabajando, siempre se tienen aproximaciones, pero la verdad está cuando comenzamos a internarnos en las entrañas de la Tierra. Si tenemos suerte y pinchamos el agua se comienzan a hacer ensayos de campo para determinar qué cantidad de agua podemos aprovechar realizando mediciones de caudal. En un pozo fácilmente trabajan un geólogo, un perforista y tres ayudantes, ya que se necesita no sólo del personal que opera la máquina, sino que también de soldadores, mecánicos, etcétera. Luego de determinar, aproximadamente, la cantidad de agua que se le puede sacar al pozo, el mismo se debe entubar, colocando filtros en los lugares en donde aflora el agua, estos filtros y tuberías una vez colocados deben ser cubiertos por otro filtro, que generalmente es grava o piedra bola que va entre la cañería y el espacio que queda entre la misma y el hueco, generalmente se perfora teniendo en cuenta esto con un mayor diámetro, para poder meterle esto al final, cuando este paso termina se coloca un tapón y luego se baja la bomba”, cuenta Tissera.

Estamos más cerca, pero aún falta mucho para beber. Y ya hemos visto a muchas personas trabajando. Y eso, claro, sin contar a todos aquellos trabajadores que fabricaron las herramientas, los que las transportaron hasta el lugar de la perforación, los que prepararon las viandas de los obreros y los que le enseñaron los primeros palotes al geólogo. Más: los que escribieron los libros con los que el geólogo se formó y quienes los editaron, sólo por mencionar algunos casos. Esto, claro, sin hacer referencia a los fabricantes del papel en el que se imprimieron los libros de los que el geólogo bebió conocimientos ni a quienes sembraron los pinos o los eucaliptos de los que se extrae la materia prima de la que manos anónimas elaboraron el papel.

“Una vez que se ha realizado la perforación y se comprobó que el agua es apta, hay que hacer el pozo, bajar la bomba e instalar la cañería por la que se llenará el tanque que luego abastecerá a la ciudad. Aunque, previamente, al líquido se le aplica hipoclorito concentrado, claro”, explica Damián Bergás de la Cooperativa 15 de Mayo, empresa encargada de proveer de agua potable a la ciudad.

El tanque, vale mencionarlo, almacena 1.000.000 de litros, y hay que controlarlo cada dos horas para que no baje el nivel. Entonces, en la planta local hay, permanentemente una guardia, que verifica que todos los pasos se cumplan en orden. Y también se requiere la participación de personal de mantenimiento en materia de electricidad, mecánica y construcción.

“La verdad es que, pensándolo desde la perspectiva de la interrelación, la cadena de producción (y por ende de trabajadores) es infinita. Todo está interconectado”, reflexiona Bergás.
“Cierto” -agrega Julio Bustamante, guardia electromecánico de la planta de la Cooperativa de Agua- “Lo que pasa es que muchas veces andamos tan apurados que no alcanzamos a ver ni donde estamos pisando ni qué hay debajo de lo que pisamos. Vamos pisando, no más, sin detenernos a pensar. Pero la red es infinita.”
“Claro. Por ejemplo, nosotros dependemos de la energía eléctrica. Nuestro corazón es la energía eléctrica -afirma Bergás-. Para poner en funcionamiento necesitamos energía, lo que implica a su vez el trabajo de mucha otra gente. Y para cuando se corta el suministro de energía eléctrica, tenemos un motor de más de 3.000 HP que funciona con gasoil. Consume 40 litros por hora.”

Desde luego, la sola mención del gasoil nos remite a la industria de los combustibles. Más trabajadores, más trabajo en red, más eslabones.
Y también, al transporte, claro, porque alguien debe transportar todos esos caños y todas esas piezas que servirán para poner en funcionamiento la maquinaria que nos permitirá, llegado el momento, abrir la canilla y servirnos un vaso con agua.

“¿Qué de lo que utilizás o llevás puesto no lo hemos traído nosotros?”, dice con orgullo Marcelo Strumia, camionero quien, junto a Marcelo Sánchez, en esta oportunidad han traído bobinas de papel a EL DIARIO para que nosotros podamos imprimir estas palabras y usted pueda leerlas, tal vez, mientras toma un café, un té o un vaso con agua.
“Sí; somos plenamente conscientes de que somos parte importante de una cadena de producción y que de nuestro trabajo dependen otros. Porque muchas veces llevamos materia prima. Tenemos una responsabilidad muy grande”, señala Sánchez.
“Para mí es una pasión, un sentimiento. Uno, acá arriba del camión, es uno con la máquina. Francamente, si no hiciera este trabajo, no sabría qué trabajo hacer. Y hay que capacitarse ¿no?, aunque yo siempre digo que el mejor curso de capacitación es un salario digno. Porque si uno gana bien y sale de viaje pensando, no en que es millonario, sino en que tiene todos los gastos de una vida digna cubiertos, se concentra con tranquilidad en lo que tiene que hacer. Si, en cambio, sale de viaje pensando en que para sobrevivir tiene que hacer varios viajes por semana, entra en una zona de riesgo, no sólo personal, sino que pone en riesgo la vida de mucha gente ¿no?”, apunta Strumia.

Volvamos por un momento al pozo inicial, a la napa, a la perforación. Porque antes de ser bebida el agua, en necesario que se someta a análisis químicos que nos garantizarán, su calidad. Y este paso, claro, involucra a más trabajadores.

Graciela Marín es ingeniera química desde hace más de 20 años y magíster en tecnología de los alimentos. Trabaja en la delegación local de la Universidad Tecnológica Nacional.

“El espectro de trabajo que abarca la Ingeniería Química es muy amplio. En el caso puntual del agua, en el laboratorio hacemos control de calidad y garantizamos que los resultados sean fiables. Pero un ingeniero puede estar encargado del planeamiento de la extracción, por ejemplo. Pero en el proceso también intervienen ingenieros mecánicos, que se encargan de que las máquinas necesarias funcionen correctamente. También es fundamental la participación de un geólogo, que se encargará de las perforaciones, para garantizar la calidad y el caudal de agua de las napas.
Hacer posible que alguien en su casa pueda servirse un vaso con agua supone un trabajo interdisciplinario muy grande e imprescindible. Es necesaria la interrelación de profesionales, técnicos y trabajadores idóneos también, sin una formación académica, para que el servicio sea completo , para garantizar el buen resultado de ese servicio. Eso es fundamental. Por lo tanto, estoy convencida de que hay que valorar la tarea de todos, con respeto y humildad, reconocer la opinión y la sabiduría de los otros, de quienes, incluso, tienen conocimientos técnicos adquiridos durante años de ejercicio de un oficio, pues ellos tienen un conocimiento de campo a veces muy profundo y acabado. En el mundo globalizado no se puede prescindir del trabajo en equipo, es necesario trabajar de manera sistemática y conjunta”, manifiesta la ingeniera.

Foto 2: Los camioneros Marcelo Strumia y Marcelo Sánchez, luego de dejar la carga que transportaron

Foto 3: Damián Bergás, en la planta de la cooperativa, realizando controles en un pozo

Foto 4: La ingeniera Graciela Marín, en plena faena en el laboratorio

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