Regresó a Villa María, ayer a la madrugada, el pequeño Joaquín Chanquía, el niño al que toda una ciudad (y la región y más allá también, porque la cadena de solidaridad llegó hasta las serranías cordobesas) abrazó para que pudiera dar “el paso”, colaborando para lograr el viaje a China.
Precisamente desde ese país regresó el niño en la víspera, junto a sus padres Marisa y Marcelo. Allá cumplió sus cuatro años.
Estas son las noticias que nos gustaría dar todos los días. Porque la solidaridad de la población logró que Joaquín accediera a ese tratamiento esperanzador y porque, además (y por sobre todo), el efecto del implante de células parece ir dando sus frutos. Pequeños, pero que terminan siendo mayúsculos para un niño que nunca había podido movilizarse por sí solo.
“Estamos muy contentos, muy felices”, confió ayer Marisa Carrillo, la mamá del niño, a EL DIARIO. “Joaquín, tras el cuarto implante, permaneció sentado solo arriba de una pelota un minuto 25 segundos. Para nosotros fue la gloria”, reveló.
Días más tarde el nene llegó a sentarse por espacio de dos minutos, 50 segundos. “Es muchísimo”, subrayó su progenitora.
Emocionada, la mujer contó que su hijo “está mucho más tranquilo, más relajado y hemos observado muchos avances”.
Marisa explicó que ahora tienen que esperar los frutos de los implantes de células madre efectuados en China durante un período de seis meses. Pero que los médicos se comunicarán con ellos cada 15 ó 20 días y, de acuerdo al avance, podría derivar en la necesidad de nuevos implantes.
Feliz, remarcó que “Joaquín realiza mucho esfuerzo para dar cada paso y recibe tanto amor que emociona y lo empuja hacia adelante”.
“Esto es para los que creen y para los que no quieren creer que hay mucho para hacer por un niño con ‘discapacidad diferente’ (textual); ahora a trabajar duro”, escribió, por su parte, en su cuenta de Facebook.
El niño tiene leucomalacia periventricular, una patología que le impide adquirir tonicidad muscular para moverse por sí solo. En China se instalaron en la localidad de Shijiazhuang, 273 kilómetros al sur de Beijing, y fue tratado en el Bethune International Peace Hospital.
Para su estadía, de un poco más de un mes (llegó el jueves 29 de marzo a aquel país), la ciudadanía villamariense hizo peñas, colectas y rifas.