Escribe: Jesús Chirino
Por estos días las librerías ofrecen un nuevo material del villamariense José María “Pancho” Aricó (Villa María, 1931 – Buenos Aires, 1991). Se trata de “Nueve lecciones sobre economía y política en el marxismo. Curso de El Colegio de México”. El libro sale a la luz a partir del prolijo trabajo de edición realizado por Horacio Crespo, quien también escribe un importante prólogo y unas cuidadas notas. En primer término María Teresa Poyrazia, quien fuera esposa de Aricó, acercó los originales a Crespo y Jorge Tula. Para entonces este último, que fuera amigo y compañero de militancia del villamariense, ya se encontraba aquejado de una grave enfermedad. Crespo llevó adelante el trabajo y ahora, gracias a la editorial Fondo de Cultura Económica de Argentina y El Colegio de México, se han editado estas lecciones que fueron dictadas a finales del año 1977.
Hijo de la ciudad
No pocas veces nos ocupamos de Aricó en este espacio. Es que estamos convencidos que la ciudad no ha sido del todo justa con la memoria de quien es, sin lugar a dudas, unos de los más grandes intelectuales nacidos en el vecindario. El abogado laboralista, ex juez, Moisés Meik, suele recordar los partidos de fútbol que enfrentaba a los jovencitos de diferentes sectores del barrio Ameghino. Allí andaba “Pancho” pegándole a la pelota, hijo de un albañil, venía de un hogar humilde. Se afiliaría al Partido Comunista haciéndose cargo de la biblioteca local de esa organización política. Allí trataría de instruir acerca de las ideas que se difundían en las publicaciones del partido. Supo contar que había más voluntad que otra cosa en los partícipes de aquellos encuentros en los que se intentaba discutir posiciones teóricas. Luego el muchacho que cursó en la escuela de Sobral, estudió en Córdoba, traduciría a Gramsci e iniciaría una vida intelectual muy fructífera que lo llevaría a ser una figura ineludible a la hora del hablar de teoría socialista en nuestro subcontinente.
Releer los clásicos
Mediante las lecciones ahora editadas, dictadas durante su exilio y recogidas en manuscritos que el autor corrigió antes de su regreso al país en 1984, se accede a conceptos y recorridos que no sólo permiten comprender mejor el marxismo de Aricó sino también realizar un arqueo de grandes discusiones que, desde la aparición de Karl.
Mark, surgieron o resonaron en el movimiento obrero. El autor expone una visión original acerca de la dialéctica compleja entre marxismo y el movimiento socialista y el movimiento de la clase obrera. Rescata el concepto gramsciano de praxis, apunta el carácter creador de la práctica y marcándole límites a los riesgos del empirismo. Por otra parte vemos que la reconocida erudición del villamariense se pone al servicio de la compresión de los problemas que aborda, dejando de lado lucimientos innecesarios. Así realiza y fundamenta interesantes planteos como la sugerencia de que en algunos aspectos Marx es posterior al marxismo dado que la mayoría de los textos de este autor, nacido el 5 de mayo de 1818, fueron publicados en el Siglo XX cuando el movimiento socialista ya había irrumpido en el mundo. Desde allí Aricó se mete con temas de gran interés como el economicismo socialista y cuestiones como la teoría que plantea como inexorable el “derrumbe” del capitalismo a partir de sus propias contradicciones económicas.
Aricó va a los textos de los clásicos y emprende el interesante camino de repensar tradiciones que por años se asentaron en cierto pensamiento socialista. Así enfrenta dogmatismos, descascara determinismos, siempre planteando desafíos para pensar y encontrar respuestas imaginativas. Pero no escapa a sus propios planteos, también deja estampada su postura para que pueda ser discutida. De última, las nueve lecciones están engarzadas por el interrogante acerca de la existencia, o no, de una teoría marxista de la política que exprese, entre otras reflexiones, acerca del Estado, el poder y la acción del hombre. Para Aricó, es en Antonio Gramsci donde se expresó con claridad una teoría marxista de la política que antes había sido apenas esbozada por otros grandes autores. En todo el recorrido que plantea “Nueve lecciones…” se van abordando temas que hacen a la búsqueda de respuesta a ese gran interrogante articulador del libro. Cuando se expresa en contra del determinismo económico, va en rescate de la función de la política como una opción consciente para construir una alternativa a la sociedad capitalista. Por otra parte si se trata de pensar el marxismo como teoría de la revolución, no puede hacerse sin analizar esa teoría y no existen análisis sin posibilidad de crítica. Allí nos enfrenta a la necesidad de la reintroducción del principio de la crítica al propio pensamiento marxista. Para hacer esa operación Aricó va al propio Marx y extrae aportes para que no se piense el marxismo como un edificio perfecto pero inacabado y se advierta que resulta necesario alejar esa teoría de una ideología incuestionable. Entonces se ve el marxismo como una teoría crítica, de la economía política y de la teoría política, que devendrá en crítica del capitalismo, de la política, del derecho y del estado burgués.
En toda la obra se vuelve a ver a un Aricó, como siempre, trabajando para incorporarse al debate marxista desde América Latina, pensando las condiciones en que se ha desarrollado la lucha política en esta parte del mundo. Esta posición es una constante de la obra de Aricó. Podemos rastrearla hasta sus traducciones de Gramsci o en la revista “Pasado y presente”. Ahora en “Nueve lecciones…” Aricó dice acerca del intelectual que “su función consiste en analizar la estructura económico-social de un país determinado y encontrar la manera de encadenar este análisis con la lucha de una clase obrera determinada o de sectores sociales determinados para que éstos comprendan la relación que hay entre la lucha que están haciendo y el conjunto de la sociedad”.
“Nueve lecciones…” no es un libro más, sin lugar a dudas será un hito en el presente año del mundo editorial, opinión que es compartida por diferentes intelectuales. Cuestión que no sólo habla la vigencia de Aricó, sino también de la profundidad de su pensamiento, el mismo que ahora nos interpela acerca de la necesidad de revisar categorías, posiciones, dimensiones e ideas acerca de la economía, la política y la posibilidad de transformar la sociedad.
Si se quiere transformar el mundo y construir uno justo y equitativo, en el que todos puedan acceder al ejercicio de sus derechos, sin lugar dudas que no puede dejarse de pensar en superar el capitalismo que a lo largo del tiempo no ha podido dejar de lado sus propias contradicciones que dan por resultado la injusticia social. Y pensar la superación del capitalismo debe hacerse desde una teoría crítica que puede aportar a prácticas políticas concretas. Aricó nos desafía a pensar esto en nuestro contexto socio histórico.
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