Escribe: DANIEL J. CERUTTI
San Lorenzo ganó un partido que ciertamente le resultó complicado y que en el concepto general distó de parecerse a una exposición futbolística aceptable y con cierta jerarquía técnica. Desde el comienzo no hubo una concepción de juego definida apelando ambos conjuntos a un estilo precario, improvisado y carente de presión ofensiva.
Hasta los 15 minutos no se produjeron acciones concretas frente a los marcos, siendo evidente la superioridad de las defensas por sobre la gestión creativa de los atacantes, distanciados entre sí y poco dispuestos a la hora de intentar la búsqueda concreta del gol.
San Lorenzo aparentó una fuerza más compacta y homogénea, por un trabajo más constante en zona central, donde Balocco y Angaramo fijaron algún criterio futbolístico de más condición que sus pares del equipo albo.
En el desarrollo, todo fue un ir y venir sin orientación, sin fundamentos técnicos de significación y con serias carencias en los intentos de ataque; sosteniendo siempre el “Azulgrana” una iniciativa que no le reportó resultados positivos por la falta de convicción y certeza a la hora de decidir las instancias de definición.
Más decidido en su presión y a pesar de no fijar real supremacía en el juego ofensivo, hacía lo suficiente en volumen para obtener una diferencia a su favor. Diferencia que recién se plasmó en el minuto final del período, cuando un saque largo (luego de un gol bien anulado por mano de Boulique en Playosa) tomó a contra pierna a la defensa alba, colándose Silva entre los centrales y definiendo sin inconvenientes ante la imposible oposición de Barbisán, fijando mínimo marcador, que hasta allí marcaba objetiva diferencia en la evaluación de lo elaborado por uno y otro al concluir la etapa.
En el segundo tiempo Playosa mejoró un tanto su rendimiento sólo en base a fervor y voluntad, aunque faltó sentido de reflexión y poder de comunicación entre mediocampistas y atacantes, aspecto que le impidió la perspectiva de intentar con posibilidades el empate.
El huésped se mostró de a momentos como una fuerza compacta, apelando a contragolpes que llevaron peligro, pero que resultaron estériles en el momento de definición.
Finalmente el ingresado Tóffolo (faltando 10 minutos) y completando una buena jugada previa con Angaramo, derrotó a Barbisán con disparo cruzado, poniendo un 2 a 0 realmente inalcanzable para un Playosa que ofensivamente siempre murió en el intento.
El “Azulgrana” fue justo vencedor, porque convirtió dos de las escasas oportunidades que le presentaron, frente a un oponente que no logra integrar esfuerzos y una idea de juego convincente que le permita obtener mejores resultados en el torneo. Todo ello en un cotejo muy reducido en atributos técnicos, cuyo triunfador fue quien a la hora de definir se equivocó menos que su rival.
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