Sus dedos parecen tener alas que le permiten volar hasta el territorio de la belleza y la creatividad.
Sus ideas surgen claras, libres, construyendo en el fértil terreno de la imaginación.
Saben convertir el papel en un fiel compañero de horas solitarias y transformar un simple pote de tinta en infinitas palabras, en infinitas imágenes.
Blanco, negro, colores primarios y secundarios. Todos giran en el círculo cromático del talento que despliegan en largas jornadas.
Día y noche. Soles y lunas los observan compartiendo horas con los secretos de la tecnología, obteniendo música del particular sonido de una rotativa, disfrutando del offset o de las técnicas digitales.
Pueden lidiar, como nadie, con los caprichos de las reveladoras, insoladoras, abrochadoras y tantas otras “doras” que comparten sus secretos únicamente con ellos.
A esta altura, no hace falta decir que hablamos de los trabajadores gráficos.
Esos compañeros de fierro. Los que te arrancan una sonrisa en los momentos más tensos para grabarla por siempre en las páginas de tu historia.
Los que juntan una por una tus hojas solitarias y arman un equipo de páginas solidarias e inseparables.
Los compañeros que sacan de tus “rollos”, esos tomados en diferentes notas, la mejor película.
Sí, son los gráficos. Cada palabra escrita por un periodista, cada imagen eternizada por el fotógrafo, cada publicidad, terminan rendidas a los pies de sus habilidades.
La tinta le da color a sus momentos de tristeza y cuerpo a sus horas de felicidad. Lo hemos repetido mil veces, la tinta pasea cómodamente por sus venas.
El 7 de mayo festejan su día. En esa fecha de 1950 se firmó la primera convención colectiva nacional para todos los trabajadores de la industria gráfica argentina. Este hecho permitió contar con un convenio que regulara la actividad del gremio a nivel nacional.
Hasta aquel momento, los convenios eran de carácter local, se discutían por empresa o por ciudad.
Pero más allá del festejo formal, los que convivimos con ellos, conocemos su tarea y su compromiso, consideramos que todos los días del año son merecedores del mayor respeto y reconocimiento.
No nos cansaremos nunca de desearles lo mejor y decirles: “Adelante compañeros, sigan creando belleza y libertad con las alas del alma...”