La seguidilla de casos de abuso policial comenzó a tomar estado público durante los primeros días de setiembre, cuando algunos vecinos se animaron a denunciar los hechos, tanto ante la Justicia como en las páginas de EL DIARIO. Uno de los primeros episodios que se conoció fue la arbitraria detención de Ricardo Jesús Rivarola, un chico de 16 años que iba a trabajar (es albañil) y que fue trasladado a la Comisaría de Distrito.
Aquel episodio, y otro más denunciado en igual fecha por Luis López por un hecho de violencia padecido por su hijo Darío, fueron el puntapié inicial de una serie de sucesos similares.
Poco después, los lectores Carolina Laborde, Hugo González y una cadete identificada por sus iniciales, M. I., expusieron otros tres casos de abuso por parte de algunos funcionarios policiales, tanto por carta como a través de relatos efectuados en nuestra Redacción.
A mediados de setiembre, el abogado Marcelo Martín Silvano formuló una grave denuncia contra el subcomisario Ernesto Federico López, titular de la dependencia policial de La Playosa, por “abuso de autoridad” y “privación ilegítima de la libertad” de tres jóvenes, clientes del letrado.
La reiteración de hechos motivó la creación de la comisión de Vecinos Autoconvocados Contra los Abusos Policiales (VACAP), promovida por el pastor evangélico Ricardo Rivarola, padre del adolescente de 16 años.
En las primeras reuniones de dicha comisión, numerosos vecinos contaron los padecimientos sufridos a manos de personal uniformado, tanto del Comando de Acción Preventiva como de la Comisaría de Distrito, y se sucedieron las denuncias penales en las tres fiscalías de Instrucción.
Entre otros hechos, se conoció uno registrado en junio y que tuvo como víctima a un chico de 15 años que padece un serio problema en la visión, quien fue maltratado por un policía frente al colegio Belgrano. Por este caso también hubo denuncia en Tribunales.
En octubre, y a partir de esta decidida acción de los ciudadanos de no callar lo que les había pasado, salió a la luz otro emblemático caso de abuso policial, y en forma reiterada.
Marcelo Ruiz, un joven empleado mercantil, relató en las páginas de este matutino dos hechos sufridos en el mes de julio, y que determinaron una denuncia penal ante la Justicia contra los policías Pablo Lozano, Andrea Doriavich y Mariano Gilli.
A comienzos de noviembre la cosa pasó a mayores, cuando el cabo Martín Pereyra y la agente Andrea Miranda golpearon y detuvieron a la docente Mónica Sonzini frente a la escuela Nicolás Avellaneda.
Como dato curioso, Miranda recibió dos condecoraciones durante el acto llevado a cabo el miércoles con motivo del aniversario de la Policía de la Provincia de Córdoba.
El último caso de resonancia tomó estado público la semana pasada, a raíz de la brutal golpiza sufrida por el dirigente sindical Silvio Molina, aunque no menos grave fue la situación padecida y denunciada en las páginas de EL DIARIO por el martillero público Jorge Barrera, ilegalmente encarcelado en la localidad de Brinkmann.
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