“Hijo del dolor, del grito visceral ya sin memoria”. Una frase surgida de la pluma de una mujer que mucho supo de “nueve lunas” y de alumbramientos.
Una mujer que conocía el primer y último suspiro de la vida. Ayer, Zulema Hernández cruzó la línea y se perdió en el misterioso terreno de la muerte.
A los 75 años la pediatra, reconocida por cientos de adultos que junto a las primeras luces del mundo vieron su rostro, cerró sus ojos para dormir un sueño eterno.
Tras padecer una grave enfermedad y viviendo a pleno su etapa de poeta dejó la existencia, pero no el ser que continuará, seguramente, en los poemas publicados en noviembre del año pasado.
Zulema tuvo una vida plena. Dedicó años a su profesión y se ganó el afecto de numerosas personas que ayer expresaron su pesar en las redes sociales.
“Me salvó la vida”, “me trajo al mundo”, fueron algunas frases grabadas en los muros virtuales.
Pero, además de la medicina fue una mujer apasionada por la política.
Polémica, desafiante, enérgica. Militó en distintos espacios y ocupó bancas en la Legislatura provincial. Le gustaba la discusión.
En la arena política no pasó desapercibida. Directa, sin pelos en la lengua. De pronto, un día se retiró de esos espacios y emprendió una nueva manera de sentir la vida.
Muchos de esos pensamientos lo expresó en la nota que publicamos el pasado 28 de noviembre en nuestras páginas.
En esa oportunidad anunció la presentación del libro “Cuentos y poemas”, un trabajo conjunto con Norma Ghisio.
“El hilo conductor (del libro) es el tiempo que transcurre, tiene que ver con la relatividad del tiempo, si hay algo que es inevitable es que no para, lo demás es relativo”, dijo Zulema.
Fue una etapa de su vida en que la espiritualidad afloraba a flor de piel y la mejor receta para los males era el placer de la literatura.
“Los poemas nacen y crecen en el momento, te salen de golpe, en forma espontánea. Siempre me gustó escribir pero el poema ocupa un lugar especial”, afirmaba la médica.
En la clínica que amaba se internó días atrás, tal vez sabiendo que la relatividad del tiempo la estaba llamando.
El amor, las pasiones, las batallas, los triunfos y las derrotas fueron parte de su existencia.
Zulema vivió intensamente y su espíritu seguirá presente entre sus seres queridos para recordarles que hay partos que vienen de nalga, pero sus resultados son hermosos seres descubriendo la vida.
Los restos de Zulema Hernández están siendo velados en la casa central de Cochería Itatí, ubicada en Mariano Moreno y Mendoza.
El último adiós será hoy a las 11 en el cementerio La Piedad.