El barrio comenzó a poblarse lentamente, con casas que fueron construyendo vecinos que no encontraban un terreno accesible en la zona más habitada de la ciudad.
Lentamente, Villa María se fue extendiendo hacia el noreste hasta que se desarrolló el proyecto de construcción de monoblocks. Originalmente, según consta en el libro sobre la historia de la ciudad de Bernardino Calvo, se proyectaron realizar 102 dúplex, que luego terminaron siendo 203.
“Estos departamentos dúplex, con dos dormitorios, sala de estar, cocina y baño, a comienzos de los años 80, costaban 40.526.876 pesos moneda nacional, que el comprador abonaba en 360 cuotas mensuales, de 139.866 pesos, en circunstancias en que los ingresos promedio de los habitantes del sector podían estimarse en la suma de 350 mil pesos moneda nacional”, indicó Calvo en su libro.
Por otra parte, el Estado construyó a fines de los años 70, siete viviendas sociales que sirvieron para alojar a otras tantas familias que fueron erradicadas de la zona de Barrancas del Río, porque las autoridades de la época consideraban que las precarias viviendas que tenían a la vera del río podían constituir el inicio de la formación de una villa de emergencia en Villa María.
Sobre el nombre, hay que señalar que Olmos fue el apellido del anterior propietario del lugar.
En lo que hace a la denominación de las calles, las autoridades de la época resolvieron que la mayoría de ellas tuvieran referencia al sur argentino: Lácar, Chocón, Aluminé, etcétera.
“El barrio quedó configurado con su mayor concentración demográfica en la zona de localización del complejo habitacional, debiendo superar severas deficiencias de infraestructura, algunas de las cuales aún permanecen sin solución, generándose condiciones sanitarias e higiénicas deplorables que motivaron la intervención de los poderes públicos con la activa colaboración del vecindario”, se indica en el libro de Calvo.
Entre las primeras acciones comunitarias de que da cuenta la bibliografía, está la acción conjunta para la construcción del dispensario. Entre las razones estaba el bajo nivel de ingresos y el alto nivel de desocupación, que hacían que muchas veces no alcanzaran a abonar el pasaje en el colectivo para llegar a los centros de salud más cercanos.