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Las tres mosqueteras hablan del voluntariado. F2: Los Dragones en Arias, donde el intendente les regala tres días de vacaciones por su participación en los famosos Carnavales |
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El martes, mientras un joven se ataba distraídamente los cordones de las zapatillas, les dijo: “Viejas, no me drogo más”. Es un chico que integra la batucada “Los Dragones”, del barrio Los Olmos.
María Inés Rigaldo, María de Guevara y Marina Bustos no pueden evitar emocionarse y llorar cuando hablan de los chicos del grupo que funciona en torno a un sinnúmero de actividades que se sostienen con el esfuerzo de las voluntarias que, como ellas, dejan su tiempo por el barrio. “Es una balanza, tenemos algunos que no pudieron salir, pero otros que sí. Esa es nuestra mejor paga”, indicaron las mujeres de la Biblioteca.
La ONG se fundó el 26 de julio de 1997. La fecha, coincidente con el aniversario del fallecimiento de Eva Perón, hizo que el nombre de la Biblioteca estuviera cantado: “Evita”.
Además, en su inicio contó con el apoyo económico y anímico del entonces legislador Antonio Martín Iglesias y el esfuerzo de una vecina del barrio que por una década estuvo al frente de la ONG, Marta Córdoba.
Luego María Inés tomó la posta en el año 2008. “Hubo un quiebre, un antes y un después, cuando conseguimos que el Promeba incluyera el edificio de la Biblioteca en el plan de obras”, dijo.
Eso que cuenta así como así fue un esfuerzo sobrehumano que refleja la cantidad de héroes anónimos que, como María Inés, Marina o María, hacen su aporte para hacer del mundo, de la ciudad o del barrio un lugar mejor.
Es que la presidenta de la Biblioteca estaba en un tratamiento contra el cáncer. Venía de Córdoba, de hacerse un tratamiento de quimioterapia, con el estado que eso implica. En el camino de regreso le hablaron desde la Municipalidad y le explicaron que si no firmaba en ese momento, no salía la obra. “Veníamos por Tío Pujio, les dije que me esperaran unos minutos y que bajaran los papeles porque no estaba en condiciones de subir”, relató. Y así fue que lograron el edificio bien instalado para la Biblioteca.
Ahora bien, las paredes serían cáscara vacía si no tuvieran la vida que le ponen las voluntarias (que son más que estas tres valerosas mujeres). Es así que todos los días funciona el apoyo escolar con unos 40 chicos que hacen la tarea alternativamente en los turnos de mañana y tarde.
“Cuando los chicos pasan de grado recibimos el premio más grande a este voluntariado”, apunta Marina, una joven mamá que va con sus hijas a todas las tareas de ayuda al barrio.
Este año no consiguieron ayuda para la copa de leche, pero aspiran a concretarlo. Igual, sin fondos pero con creatividad, van haciendo crecer el espacio. Agregaron recientemente el rincón de cuentos, con libros donados y un espacio que alegraron con almohadones hechos con retazos y creatividad.
Los Dragones, la joya
de la Biblioteca
Hace unos cinco años María Inés estaba recuperándose de su enfermedad, pero estaba con colostomía y drenaje, lo que hacía que estuviera con menos actividad que lo habitual. Sentada al frente de su casa, pasa un joven y le pregunta qué estaba haciendo sentada. Cuando ella explica su estado de salud, él la insta a empezar algo nuevo, como la batucada.
Fue diciendo y haciendo. Pidieron instrumentos y consiguieron tres: un bombo murguero, un redoblante y un zurdo.
“Citamos a los chicos y llegaron 30. ¡No sabíamos qué hacer! Treinta chicos y tres instrumentos. No sé cómo hicimos, pero nos arreglamos igual”, dijeron.
María trabaja de maestranza en una escribanía y en enero tenía vacaciones. “Me pasé ese primer enero, cuando la Biblioteca todavía tenía techo de zinc, cosiendo ropa para los chicos. ¿Pero saben qué? Todo vale la pena”, dijo.
Ahora, participan no sólo en los Carnavales de Villa Nueva, sino también en la zona. De Pozo del Molle se vinieron con premios y también de Arias, que tienen la felicidad de que, además de participar en los Carnavales, el intendente les ofrece una especie de vacaciones, en un predio con pileta, que disfrutan todos los chicos de la batucada.
Volviendo al inicio de la nota, les preguntamos a las chicas cómo ayudan a los chicos a salir “de esa porquería”, como llaman a las drogas, y si tienen equipos técnicos para eso. “No, somos las voluntarias que los escuchamos, los abrazamos y les decimos lo buenos que son y cuánto valen”, dicen con naturalidad.
Hoy tienen unos 40 chicos de 15 a 18 y unos 20 de 2 a 14 años. Cada día se perfeccionan más los trajes, que primero eran de tafeta y hoy lucen el brillo de las lentejuelas que no tienen que envidiar nada a nadie.
“Por ahí nos dan un subsidio, pero la mayor parte sale de nuestros bolsillos y de la solidaridad. Hacemos polladas, el 25 de Mayo hacemos un locro y así vamos trabajando para que los chicos tengan todo lo que necesitan”, informaron.
La mejor noticia
Hace aproximadamente dos años María Inés mandó un e-mail a la Nación explicando el proyecto y, sorpresivamente, cuando ya pensaba que no iba a tener respuesta, le avisaron días atrás que llegaron las máquinas de coser para hacer los trajes, las herramientas para hacer carrozas y varios instrumentos nuevos.
Muestran orgullosas y entusiasmadas el resultado de esa gestión que llegó después de que auditaron el trabajo que hacen en el barrio.
Este año se embarcarán en el proyecto de hacer las carrozas. “No sé de dónde vamos a sacar plata, pero algo vamos a hacer”, confiaron.
Junto a ellas hay familias enteras que trabajan voluntariamente. También chicos de la Universidad, los Descamisados de la JP, pasantes de Psicopedagogía y Estimulación Temprana del Instituto del Rosario y gente común, como ellas, que nos demuestran que se puede priorizar la comunidad con compromiso y dedicación.
Definiciones
Marina: “El voluntariado es andar en la calle, gestionar y hacer mucho con poco.”
María Inés: “El mejor pago de esta tarea es escuchar a un chico que te dice: ‘Vieja, no me drogo más’.”
María: “Es tan importante para nosotros la batucada, que pedí un deseo. Cuando me muera, quiero que los chicos estén tocando y bailando. Sería la mejor despedida de este mundo porque es lo que dejamos en nuestro paso.”
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