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Existe un auge mundial de la cirugía estética y también temores por la mala praxis |
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Hasta hace pocas décadas la cirugía plástica estética era algo elitista en sus indicaciones, ya que sólo accedían a ella personas del ambiente artístico, quienes necesitaban mejorar su aspecto físico con la finalidad de cautivar a su público y lograr un progreso en su carrera. Hoy en día el aspecto físico juega un papel cada vez más importante en la calidad de vida de las personas, cualquiera sea su profesión y su edad.
Esto último sumado a la mayor facilidad para conseguir los medios económicos que implican este tipo de procedimientos, han sido los determinantes del auge mundial de la cirugía estética.
Cualquier persona puede acceder a este tipo de cirugías, sea desde procedimientos mínimamente invasivos (Botox, rellenos o plasma rico en plaquetas, entre otros) hasta cirugías estéticas que podemos mencionar como las más habituales: aumento, levantamiento o reducción mamaria, correcciones del contorno corporal (abdominoplastia o lipoescultura) o bien procedimientos faciales como el lifting en todas sus modalidades (parcial o completo) y cirugía de la nariz o del mentón, entre tantas otras.
La amplia aceptación por parte de la población mundial ha dado lugar a la intrusión en la especialidad de gente que no tiene la preparación ni la capacitación necesarias para el ejercicio de la cirugía plástica y mucho menos de la cirugía estética. Es por ello que surgen a menudo casos desafortunados, de amplia difusión en los medios, que desprestigian y le hacen mucho daño a la especialidad y, puntualmente, a todos los médicos que sí se han preparado y capacitado a través de muchos años y con mucho esfuerzo, recorriendo el mundo, visitando y aprendiendo de especialistas de gran trayectoria.
Ante esta situación, surgen interrogantes y mitos polémicos sobre este tipo de cirugías, que no son otra cosa que reflejo y consecuencia del absoluto derecho al desconocimiento y/o ignorancia de la población sobre los distintos tipos de procedimientos y la importancia que tiene la ejecución de los mismos por especialistas certificados y adecuadamente preparados. Esta debilidad social es aprovechada por los intrusos de la especialidad, quienes se mueven con total impunidad indicando, “de oído”, procedimientos más económicos, supuestamente adecuados, a pacientes absolutamente obedientes que creen y respetan al supuesto especialista.
Todo esto conduce al paciente a una situación de temor y desconfianza, a tal punto que muchas personas a las que les gustaría modificar o mejorar algún rasgo o característica de su cuerpo, lo descartan absolutamente. Estas mismas personas caen en manos de otra amplia y variada gama de intrusos, quienes ofrecen los cambios deseados de manera “mágica” y económica, sin cirugía; soluciones que terminan siendo, en el mejor de los casos, una pérdida de tiempo y dinero y muchas veces son hasta más peligrosas que una cirugía correctamente indicada y ejecutada.
En Argentina me he encontrado con pacientes temerosos y dubitativos que negocian económicamente, como si se tratara de otro bien personal, pero no de la vida y la salud de su cuerpo. En mi experiencia como médico, como cirujano general y como cirujano plástico, cualquier intento por abaratar los costos adecuados de un procedimiento nos aleja proporcionalmente de la seguridad y del éxito.
Todos los procedimientos tienen un costo adecuado donde se incluyen, además de los honorarios del cirujano y sus ayudantes, la calidad de los insumos utilizados (suturas, jeringas, agujas, tubuladuras, etcétera) la calidad de las drogas anestésicas y medicamentos suministrados, los honorarios de otros especialistas intervinientes (anestesiólogos) y del personal de quirófano (enfermeras e instrumentistas), la calidad y bioseguridad de las instalaciones donde se lleva a cabo el procedimiento y la hospitalización posoperatoria, el proceso de esterilización adecuada del instrumental quirúrgico, la calidad y bioseguridad de los implantes o prótesis utilizados y varios ítems más que completan esta lista.
La selección de cada uno de los componentes de esta lista es esencial para que el procedimiento además de ser seguro sea efectivo, es decir “que se logren los propósitos de la intervención quirúrgica de una manera segura”. Cabe destacar que esta “ley” rige para todas las especialidades quirúrgicas y no sólo para la cirugía plástica.
Focalizándonos en esta problemática, y con el objetivo de limitar la ocurrencia de más casos desafortunados y de mayor perjuicio de la especialidad, es necesario implementar un plan de educación de la población que debería abarcar desde información acerca de la manera de elegir adecuadamente a un cirujano plástico hasta información básica sobre cada uno de los procedimientos quirúrgicos y sus costos “adecuados”, haciendo hincapié en los mitos y creencias mas conocidos. De esta manera se informa a pacientes o familiares de pacientes que están por someterse a corto, mediano o largo plazo a algún tipo de procedimiento de cirugía plástica estética, personas que descartan este tipo de cirugías por miedos, pacientes que se han sometido a algún procedimiento de cirugía plástica y desean someterse a otro procedimiento y a la población en general. Porque una población sabia y orientada podrá identificar a los intrusos de la especialidad, evitarlos y elegir con confianza las manos correctas y más seguras.
Este tipo de campaña esta siendo realizada con gran éxito por la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (Amcper) desde el año 2010. En la Clínica de Especialidades de la ciudad de Villa María, en los próximos meses, comenzaremos a aplicar un plan similar que seguramente será un modelo a seguir e imitar en otras ciudades de Córdoba e incluso a nivel nacional.
Dr. Juan Francisco Tommasino
Médico cirujano,
MP 29.106/8 (UNC-CMPC).
Especialista en Cirugía General
ME 12.853
(UNC- CMPC).
Especialista en Cirugía Plástica, Estética, Reconstructiva y Reparadora
ME 15.535
(Universidad de Guadalajara, México, UNC- CMPC)
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