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15 de Mayo de 2012
Día Internacional de la Hipertensión Arterial
Importancia de la prevención de la presión arterial alta
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La única manera de detectar la hipertensión en sus inicios es con revisiones periódicas

Se conmemoró ayer el Día Internacional de la Hipertensión Arterial. El objetivo de esta celebración es concienciar a la población en general sobre la importancia de prevenir episodios de presión arterial alta que pueden derivar en complicaciones cardíacas, renales y vasculares, entre otros, y ponen en riesgo la vida.
Esta enfermedad silenciosa es en general una afección sin síntomas en la que la elevación de la presión arterial hace que el paciente sufra un elevado nivel de riesgo de sufrir un aneurisma, una insuficiencia cardíaca, un infarto de miocardio o lesión en el riñón.
La hipertensión arterial es el aumento de la presión arterial de forma crónica. Es una enfermedad que no da síntomas durante mucho tiempo y, si no se trata, puede desencadenar complicaciones severas como un infarto de miocardio, una hemorragia o trombosis cerebral, lo que se puede evitar si se controla adecuadamente. Las primeras consecuencias de la hipertensión las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse dificultado al paso de sangre a través de ellas. Esto se conoce con el nombre de arteriosclerosis.
Se desconoce el mecanismo de la hipertensión arterial más frecuente, denominada “hipertensión esencial”, “primaria” o “idiopática”. En la hipertensión esencial no se han descrito todavía las causas específicas, aunque se ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza, y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, el ambiente y las costumbres de las personas, como la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
*Herencia: cuando se transmite de padres a hijos se hereda una tendencia o predisposición a desarrollar cifras elevadas de tensión arterial. Se desconoce su mecanismo exacto, pero la experiencia acumulada demuestra que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, la posibilidad de desarrollar hipertensión es del doble que la de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.
*Sexo: los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto es así porque la naturaleza ha dotado a la mujer con unas hormonas protectoras mientras se encuentra en edad fértil, los estrógenos, y por ello tiene menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en las mujeres más jóvenes existe un riesgo especial cuando toman píldoras anticonceptivas.
*Edad y raza: la edad es otro factor que va a influir sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad.
*Sobrepeso: los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso saludable. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal.

Síntomas de la hipertensión arterial

La presión arterial elevada rara vez presenta síntomas.
La única manera de detectar la hipertensión en sus inicios es con revisiones periódicas. El diagnóstico se puede realizar a través de los antecedentes familiares y personales, una exploración física y otras pruebas complementarias.
La hipertensión no puede curarse en la mayoría de los casos, pero puede controlarse. Consejos para el paciente con hipertensión:
-Reduce el peso corporal si tienes sobrepeso.
-Reduce el consumo de sal a 4/6 gramos al día; consume menos productos preparados y en conserva y no emplees demasiada sal en la preparación de los alimentos. No obstante, existen pacientes que no responden a la restricción salina.
-Reduce la ingesta de alcohol, que en las mujeres debe ser inferior a 140 gramos a la semana y en los hombres inferior a 210 gramos.
-Realiza ejercicio físico, preferentemente pasear, correr moderadamente, nadar o ir en bicicleta, de 30 a 45 minutos, un mínimo de 3 veces por semana.
-Reduce el consumo de café y no consumas más de 2/3 cafés al día.
-Consume alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
-Abandona el hábito de fumar.
-Sigue una dieta rica en ácidos grasos poliinsaturados y pobre en grasas saturadas. Además de las medidas recomendadas, el hipertenso dispone de una amplia variedad de fármacos que le permiten controlar la enfermedad. El tratamiento debe ser siempre individualizado. Para la elección del fármaco hay que considerar factores como la edad y el sexo del paciente, el grado de hipertensión, la presencia de otros trastornos (como diabetes o valores elevados de colesterol), los efectos secundarios y el costo de los fármacos y las pruebas necesarias para controlar su seguridad. Habitualmente los pacientes toleran bien los fármacos, pero cualquier fármaco antihipertensivo puede provocar efectos secundarios, de modo que si éstos aparecen se debería informar de ello al médico para que ajuste la dosis o cambie el tratamiento.
Riesgos. El principal riesgo es el infarto de miocardio. Asimismo, la hipertensión puede producir trombos o rupturas arteriales pudiendo dar lugar a hemorragias, daño en las células nerviosas, pérdida de memoria o parálisis. El riñón también sufre las consecuencias de la hipertensión arterial y entre los pacientes hipertensos se produce insuficiencia renal con más frecuencia que entre los normotensos. Los pequeños vasos del fondo del ojo también se ven amenazados por la hipertensión, que favorece su rotura y las hemorragias que pueden llevar incluso a la pérdida de la visión.
Si bien la hipertensión arterial es una enfermedad que puede provocar la muerte, es también una enfermedad tratable con la cual se puede convivir sin que afecte la calidad de vida.

Instituto de Neurociencias para el Desarrollo Integral

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