Gustavo Seia, directivo de Pylacor, consideró que la situación para las empresas chicas sigue siendo complicada. “Tenemos una diferencia de 15 centavos por litro con las grandes”, que son las que reciben los subsidios.
La complejidad del trámite que se debe hacer en una dependencia a cargo de Guillermo Moreno para poder acceder a ese beneficio, hace que la mayoría de las Pymes lácteas no puedan cumplimentar los requisitos.
“Nosotros tenemos ganas de seguir produciendo, pero no sabemos lo que va a pasar mañana con las cuestiones políticas”, agregó.
Entiende que la industria -chica o grande- debe pagar al menos un peso por litro.
También entiende que no se pueden aumentar los precios no sólo para defender la canasta alimentaria, sino también porque de esa manera baja el consumo.
“Pero en ese esquema de razonamiento totalmente aceptable, estamos nosotros que no tenemos la capacidad económica de pagar ese precio cuando vendemos nuestros productos a un valor más bajo que el de las grandes marcas”, argumentó.
Lamenta que esta situación crítica y la incertidumbre acerca de cómo viene el panorama productivo “está provocando el cierre de muchas fábricas, tambos y Pymes lácteas, lo que va a causar serios problemas en la región, dado que son las que más generan puestos de trabajo”, concluyó.