Escribe: Jesús Chirino


Una obra que ilustra acerca de la realidad de nuestra zona, avanzada la segunda mitad del Siglo XVIII y que básicamente podría ser definida como "libro de viaje", aunque su riqueza desborda esa calificación, describe el itinerario de Buenos Aires a Lima desarrollado por el o los autores en 1773 (hay quienes dicen que se trata de un autor colectivo). Es claro que nuestra ciudad de Villa María por entonces no existía, pero resulta interesante asomarnos a la realidad de estas tierras en aquel tiempo.

@El libro de largo título

Desde la primera edición, que fue clandestina, según el estilo de la época el libro se tituló "El lazarillo de ciegos caminantes desde Buenos Ayres (sic), hasta Lima con sus itinerarios según la más puntual observación, con algunas noticias útiles a los nuevos comerciantes que tratan en mulas; y otras históricas. Sacado de las memorias que hizo Don Alonso Carrió de la Vandera en este dilatado Viage (sic), y Comisión que tubo por la Corte para arreglo de Correos, y Estafetas, Situación, y ajuste de Postas, desde Montevideo. Por Don Calixto Bustamante Carlos Inca, alias Concolorcorvo Natural de Cuzco, que acompañó al referido Comisionado en dicho Viage (sic), y escribió sus Extractos".
Si bien existen diferentes teorías acerca de la autoría del libro, puede sostenerse que su autor es Alonso Carrió de la Vandera, bajo el seudónimo de Concolorcorvo, aunque Calixto Bustamante Carlos Inca o Inga, por años, fuera considerado el autor. El viaje relatado duró más de un año y medio, recorriendo un trayecto de 946 leguas.
Quizás la primera precaución a tomar cuando se lee este tipo de libro, pasa por entender que la realidad descripta en ellos ha sido valorada desde las concepciones culturales del autor. Así puede entenderse la subvaloración que en "El Lazarillo de Ciegos...." se hace de los hombres y mujeres aborígenes y africanos esclavos.

@El camino

El objetivo de los viajeros era relevar y organizar las postas en el camino. En los caminos que no existían postas, el correo se remitía por medio de circunstanciales viajeros o los arreadores de ganado. Razón por la que las cartas, de llegar a destino, tardaban mucho tiempo. Con el sistema de posta se lograba protección contra los robos, "celeridad en el viaje" a la vez que se podían "...hacer ventitas al tránsito...".


Viajar por el Camino Real entonces no era cuestión sencilla, era necesario cargar con provisiones de alimentos y líquido para beber, incluso aguardiente para agregarle al agua de dudosa potabilidad. En aquellos años aún no se había formado el Virreinato del Río de la Plata, creado en 1776. En los caminos de la región podían encontrarse "indios pampas". Aunque la obra no los describe como un gran peligro, por el contrario dice que un grupo de cincuenta de ellos podían ser derrotados con no más de "...doce fusileros que no se turben con sus formidables alaridos...".
En la obra se describe a Luján como un lugar con no más de sesenta vecinos. Por su parte, a Areco se le adjudican hacendados que criaban ganado mular para venderlo "...tierno a los invernadores de Córdoba". También se describe el fuerte de Pergamino con cuarenta vecinos y "...otros tantos milicianos con sus oficiales correspondientes". Allí la milicia contaba con "...cuatro cañoncitos de campaña y las armas de fuego correspondientes para defenderse de una improvisa (sic) irrupción de indios pampas, en cuya frontera está situado el presidio, que comanda el teniente de dragones don Francisco Bamphi...". En el presidio había cuatro soldados pagados, siendo maestro de posta Juan José de Toro.

Leguas adelante estaba "India Muerta", el sector se encontraban "muchos avestruces y... montones de huevos, que algunas veces llegan a sesenta...". Luego se avanzaba hasta la "Esquina de la Guardia" o "Carcarañar", a 84 leguas desde Buenos Aires.

Fernando Sueldo poseía hacienda por el lugar y por ello se lo nombró maestro de posta. Por entonces, señala la obra, andaban por la zona "...cuatro soldados pagados, que iban a establecer en sus cercanías otro fuerte... Desde ese sitio a la banda del Este se divisa el Río Tercero y se entra en la jurisdicción del Tucumán, que todos dividen en el pueblecito que está poco distante del Oeste, nombrado la Cruz Alta...".

@Viaje a caballo

Se describe el camino, en la zona, como "...llano y duro..." pudiéndose "...galopar a todas horas. Las veinticuatro leguas de esta travesía se pueden andar en ocho horas, con sólo una remuda de caballos...". También se advierte acerca de las cuevas de quirquinchos que podían hacer caer caballo y jinete.
En cuanto a la hora para realizar el viaje, "La mejor para esta travesía, si no hay luna, es la de las dos de la mañana, para tenerla concluida a las diez del día, aunque se apee un rato a tomar algún desayuno y remudar caballos...". Así se llegaba a lo que era la jurisdicción de Córdoba.

@Postas de la región

En la obra están señaladas las postas de la zona y las distancia entre ellas: La Esquina de la Guardia o la cabeza del Tigre estaba siete leguas después de "Saladillo de Ruy Díaz", a nueve leguas "Fraile Muerto" (actual Bell Ville), dos leguas más y se encontraba "La Esquina de Colman", avanzando ocho leguas se llegaba a La Esquina del Paso de Ferreira a tres leguas de Tío Pugio (sic).

Acerca del Río Tercero se dice que era "...muy caudaloso, de aguas turbias y mansas, algo salado y con bastantes peces que cogen los muchachos por mera diversión, dejándolos a las orillas, porque sus naturales... no lo aprovechan...". En relación al paisaje ribereño se dice que el río "... por una la una y otra banda está bordado de sauces, chañares y algarrobos. Los pastos no son tan finos como los de Buenos Aires, pero son de más fuerte alimento para los ganados...".

@Trigo y cebada

También hay mención de actividades económicas en la región, "...Los caballos y bueyes son fuertes y de mucho trabajo. Una y otra banda están pobladas a trecho de algunos pequeños criadores, que también cogen trigo y cebada. La fruta más común es el durazno. Muchachos, mujeres y hombres, aunque no sepan nada, pasan este río en caballos, que son diestrísimos. Conducen forasteros de una a la otra banda en un cuero de toro en figura de una canasta cuadrilonga, por el corto estipendio de dos reales...". En relación al lugar donde actualmente se erigen nuestras ciudades de Villa María y Villa Nueva el libro, luego de hablar de Fraile Muerto, dice "con más consideración se puso posta en el Paso de Ferreira, por donde regularmente se vadea el río y se ejecutará con más seguridad con caballos de refresco...". Son estas las impresiones de aquellos viajeros que recorrieron la zona hace tanto tiempo.