Numerosos cestos para residuos fueron arrancados de su emplazamiento en veredas de barrio Palermo en la madrugada del domingo.
Ayer por la mañana, los vecinos de las calles Derqui, 12 de Octubre, Progreso y Elpidio González, entre otras, se sorprendieron cuando al salir de sus viviendas, observaron canastos derribados por doquier y basura desparramada por las calles.
Algunas estructuras de canastos estaban quebradas, mientras que otras, al parecer por estar bien afirmadas, lucían con un desparramo de basura alrededor.
Si bien es común ver que algunos transeúntes desaprensivos deterioran estos elementos de higiene urbana, no es habitual que el destrozo sea tan masivo y localizado.
Por cierto, el problema del vandalismo no se circunscribe al Palermo, sino que periódicamente ocurre en otros barrios.
Tampoco es exclusivo de Villa María, ya que en muchos otros puntos del país se dan a conocer noticias similares.
En Mendoza, por ejemplo, años atrás el centro quedó prácticamente sin cestos para residuos, luego de la destrucción sistemática de los que había colocado el municipio.
Demás está decir que el costo no es sólo material, sino sanitario, ya que los primeros en acudir a los residuos domiciliarios son los perros vagabundos, roedores e insectos, que se transforman en vectores de microorganismos patógenos.
En conclusión, resta mucho por hacer para crear conciencia sobre lo que significa la vida en sociedad.