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“Pinocho” en su taller, en donde pasa diez horas diarias |
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Un verdadero artesano del cuero que recupera los zapatos rotos y fabrica para las personas que no pueden usar los stándares. Gente que tuvo accidentes, pies más grandes que los pensados por la industria o personas con enfermedades que necesitan calzados especiales. Para todos, Pinocho Bicego, tiene una solución.
Su casa ubicada en la calle La Rioja, está abierta a todos los que se acercan con un pedido y directamente pasan al fondo de la vivienda, donde está el taller.
Comenzó con el oficio cuando todavía asistía a la escuela primaria. “Fui de ayudante a la fábrica de unos italianos, ubicada acá en el barrio, en la calle La Rioja 770”, dijo, recordando sus primeros pasos en la industria del calzado.
Los “tanos”, de apellido Piersante, tenían una de las primeras industrias de calzado (Ginorelli). “Cuando volví del servicio militar, ya me sumaron como socio y me quedó al frente cuando ellos regresaron a Italia”, rememoró.
Toda la vida se dedicó a la fabricación de calzado de hombre. “Se vende más el de mujeres, pero es más complicado por la cantidad de modelos”, dijo.
Ya jubilado, optó por seguir en actividad. No se imagina descansando todo el día y en consecuencia, hoy, a los 71 años, pasa diez horas por día en su taller.
“La actividad principal es el arreglo, pero también fabricamos algo. Ortopédicos, números especiales. El más grande que me tocó hacer fue para un chico de James Craik que calza 52”, señaló.
Su vida en el barrio
Pinocho llegó de Las Perdices cuando todavía era un niño, allá por los años ‘50. Sus padres se radicaron en la esquina de Jujuy y Brasil y luego él adquirió el terreno donde construyó su casa en la primera cuadra de la calle La Rioja.
“Cuando vinimos, se estaban construyendo las primeras casas, así que era habitual ver pasar al carrero con arena y materiales de construcción”, dijo.
Es uno de los primeros jugadores de fútbol del Central Argentino, uno de los clubes del barrio. “Jugaba de 4, y estuve una temporadita en primera. En el año ‘62 dejé el fútbol”, recordó.
Considera que el Güemes “es un barrio privilegiado, cerca del río, con vecinos con los que nos conocemos de toda la vida”.
EL DATO
En el barrio Güemes hay dos Nelly que forman parte de la historia del barrio. Una, Nelly Zucarelli, la otra, Nelly Bruno.
La primera fue la enfermera del barrio. A cualquier hora, cualquier día, asistía a los que necesitaban una asistencia de salud. Colocaba las inyecciones a domicilio y ante cualquier problema de salud, era la primera que llamaban para que fuera ella la que evaluara si hacía falta llamar al médico.
La otra Nelly, es una de las que conservó el oficio de costurera, ya sea para confeccionar o arreglar ropa. Es a la que todos los viejos vecinos del barrio, alguna vez acudieron a sus servicios.
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