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Escena de “El último Elvis” |
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El último Elvis
La ópera prima de Armando Bo (nieto del conocido “Sarlista” e hijo de Víctor Bo, el delfín de Los superagentes), “El último Elvis”, ha sido una verdadera novedad, ya que sale de lo común y del cine joven autóctono, que suele recostarse en el neorrealismo.
El filme relata las desventuras de un imitador de Elvis que trabaja en una fábrica de cocinas y vive en un barrio populoso del sur del Gran Buenos Aires.
Comenzando como una comedia amarga y siguiendo como drama íntimo, presenta a Carlos Gutiérrez como un proletario rockero que se gana unos pesos extras imitando a Elvis Presley en cumpleaños, fiestas y eventos de todo tipo.
Las escenas entre él y entre una multitud de dobles creará un clima de comedia, pero de a poco se trasladará a un discurso seco para descubrir a Carlos con ciertos desequilibrios, demostrando que ha bautizado a su hija como Lisa Marie e insiste en llamar Priscila a su ex, apareciendo con nitidez la figura del doble, con todas sus aristas ominosas y espectrales.
Pronto se sabrá que él no se siente un imitador, el hombre de patillas tupidas es Carlos, pero también Elvis. Bajo un manto cuasi esquizofrénico, los problemas con su ex, la distancia con Lisa y la frustración de un trabajo rutinario forman parte de un rompecabezas que está a punto de estallar.
El arquitecto descendiente de irlandeses, John McInerny, en su primer papel actoral consigue atraer al público en general, ya sea por una mirada de hastío o por la providencial voz con la que el actor interpreta decenas de temas de Presley, que revaloriza un casting realizado por Armando Bo, en haber encontrado el actor justo para mostrar el lado oscuro de un hombre común atrapado en un callejón sin salida. Actúa Griselda Siciliani.
Los padrinos de la boda
Con la colaboración del guionista Dean Craig, los productores Share Stallings y Laurence Malkin y la dirección por encargo a Stephen Elliott (Priscila-Reina del desierto), vuelve a la carga el singular humor inglés de los hacedores de “Muerte en un funeral”.
Un filme que se conectó con el público internacional en un maridaje excéntrico de humor absurdo, acentuado en “Los padrinos de la boda” en la bobada escatológica australiana.
David va a casarse con Mía y viaja con sus amigos hasta el pueblo de los padres de la novia en Australia, donde tendrá lugar la ceremonia.
Sus mejores amigos y padrinos de la boda son Luke, que acaba de perder a su pareja; Tom, un personaje totalmente ramplón e insoportable, y Graham, un hipocondríaco acomplejado. Los padres de Mía, que también tienen sus peculiaridades, reciben a David y sus amigos con los brazos abiertos hasta que en la despedida de soltero las cosas se desmadran y la boda no resultará del todo exitosa como se esperaba, aunque sí será un evento inolvidable para todos los protagonistas.
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