Escribe: Juan Manuel Gorno
Fotos: Osvaldo Carballo
(enviados especiales)

La mística de los momentos históricos de un club, como en este caso la inauguración de la iluminación de su estadio, se puso anoche del lado de Sportivo Pozo del Molle, que logró una celebrada victoria ante Alumni, 2 a 0, en un encuentro amistoso tan sorprendente como entretenido.
Para la gente de Sportivo, que disfrutó a pleno una muy buena iluminación, el partido significó el cierre de una noche inolvidable por lo que significaba redondear semejante inauguración con un triunfo sobre un equipo de categoría superior.
Para Alumni, en cambio, esa sensación ambigua que suele dejar este tipo de partidos se percibió sobre el final. Porque así como resultó importante tomar ritmo después del parate, en el primer amistoso previo a la promoción por la permanencia del Argentino A, también quedó esa imagen de preocupación por haber perdido con un equipo de Liga, más allá del rendimiento.
Pero si del propio rendimiento se trata la historia, vale decir que la formación conducida por José Manuel Vázquez volvió al ruedo sin puntería, entonces todo lo que pudo esbozar en el principio, jamás pudo trasladarlo a la red hasta el cierre del amistoso. Eso le dio vida a Sportivo, un equipo timorato en el arranque, pero que poco a poco se animó a pensar que podía ganar ante la incredulidad de muchos aficionados que comentaban sobre las buenas virtudes técnicas de algunos jugadores visitantes.
Pasó que, en la primera media hora de juego, Alumni fue el único protagonista llevando la pelota de un lado a otro y depositándose siempre en campo contrario. Pero quedó la sensación de que la intención de hacer el gol lindo, para el espectáculo, fue en detrimento del gol seguro. Encima los palos, en dos oportunidades, y el arquero Francisco Bosco, impidieron lo que parecía inevitable.
Cerca de ocho chances netas de gol dilapidó el elenco villamariense, cuando jugaba con todo su potencial. Y Sportivo, que tenía inconvenientes para controlar la pelota, fue todo lo contrario: en la primera posibilidad que tuvo abrió el marcador, a los 34 minutos y tras un yerro del arquero Jonathan Scalzo.
El portero villamariense fue a buscar arriba una pelota que llegaba desde lejos, pero se le cayó de las manos y ahí apareció Mario Angulo, con olfato goleador para empujar el rebote y hacer ilusionar a su gente.
Increíble, pero real. Ganaban los locales y el técnico Juan José Vega se entusiasmó también con la chance de aguantar el resultado cerca de su arco.
Desde el otro lado, su colega "Pistola" Vázquez entendió que el amistoso era para mover jugadores más que otra cosa. Por eso cambió enseguida y los primeros en salir fueron los delanteros (Marcos Godoy y Víctor Rena), a quienes los defensores de Sportivo padecieron en la primera etapa.
Más allá de todo, con la inclusión de Diego Manicero, Lucas Gómez y otros, Alumni buscó por todos los caminos llegar a la conquista del empate, mientras Sportivo sacó todo lo que llegaba cerca de su área, abriendo trincheras pegado al interminable arquero Marcelo Lenardón (ex Playosa), quien suele ser titular en ese equipo, pero ayer entró desde el banco.
La falta de puntería no cambió para Alumni y Sportivo, otra vez, se lo hizo pagar en tiempo de descuento, cuando el ingresado Lucas Báez picó solo, de contragolpe, y ajustició a Scalzo con un remate recto.
"Dios quiso que la inauguración fuera nuestra fiesta", gritó un simpatizante de Sportivo detrás del alambrado. Y parece que así fue nomás.
Alumni, mientras tanto, tiene otros infiernos que pasar, aunque lo de anoche fue una muestra más de su momento errático.
Lo importante es que la noche terminó con una cena de camaradería entre todos los protagonistas, además de los mollenses que abonaron una tarjeta especial para coronar ese jueves 24 de mayo, su día más iluminado.