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Este poblado posee una de las mejores vistas y ubicaciones frente a uno de los más bellos espejos de agua cordobeses |
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Escribe: Laura Tuyaret
Especial para EL DIARIO
Cuando el capitán Tristán de Tejeda, el mayor latifundista de la provincia de Córdoba, recibió en 1585 la merced del extenso territorio de la estancia Anizacate, tal vez no se imaginó que esas tierras iban a dar lugar a tantas controversias y conflictos familiares.
No obstante, el comienzo de las discordias ocurre más de cien años después cuando, cerca del año 1700, una de las descendientes de Tejeda, doña Agueda Fernández Granado, se casa con un tal Filemón Garay. Este, ni lerdo ni perezoso, se adueña de una importante extensión de la estancia de los Tejeda y la pasa a llamar “Potrero de Garay”. El territorio abarcaba un vasto sector de Paravachasca y Traslasierra, agrupando la gran hacienda de Guadalupe, el potrero de Argel y los puestos de Mins, Quebracho y Chocayas.
Como generalmente pasa con estas cosas, la pelea llegó a la Justicia mucho tiempo después. Recién en 1885, descendientes de los Garay y los Tejeda se reunieron ante autoridades provinciales para presentar sus títulos y demostrar, cada uno por su parte, la legitimidad de sus propiedades.
Desde el momento en que se visita y conoce Potrero de Garay, ya no resulta extraño que tierras como éstas hayan sido alguna vez objeto de disputa. Es que por su ubicación en la costa noroeste del lago Los Molinos, este poblado posee una de las mejores vistas y ubicaciones frente a uno de los más bellos espejos de agua cordobeses. Además, el verde de su flora autóctona y la riqueza de su fauna la han convertido a lo largo de los años en un importante destino turístico de la región.
Punto de partida
Potrero de Garay es un poblado de poco más de mil habitantes que se encuentra a casi 30 kilómetros de Alta Gracia. Ubicado entre las desembocaduras de los ríos San Pedro y Los Espinillos, ha tenido en los últimos años un destacado crecimiento gracias a la construcción de residencias de fin de semana y complejos de cabañas. Su ubicación sobre las orillas del Embalse Los Molinos y su cercanía con las Sierras Grandes lo convierten en un lugar estratégico como sitio de descanso, a poca distancia de la capital provincial.
El trazado urbano rodea gran parte de la avenida Costanera. Desde allí el visitante accede a una vista perfecta. Ondulantes sierras que enmarcan las aguas azules. Bosques de pinos que trepan las laderas. Algún aguilucho que se pierde a lo lejos. El sol brilla intensamente y vuelve al lago de un color plateado intenso.
Aquí reside el punto de partida perfecto para iniciar cabalgatas, circuitos de trekking o de ciclismo y perderse entre las arboledas. O intentar suerte con los deportes náuticos y, en especial, la pesca: no son pocos los que asegurarán que Potrero de Garay es uno de los mejores lugares para practicar esta actividad.
Con el transcurso de la tarde, el paisaje se tiñe de naranjas, amarillos y ocres. Fotografía obligada, momento de abstracción total e inevitable.
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