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Ilustración Luis Yong |
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Escribe: Jesús Chirino
Como vengo escribiendo en este suplemento, en estos días cumple 25 años el Inescer. La socióloga y educadora Encarnación Sobrino fue una figura de peso en la generación de esa institución. Por ello considero interesante publicar algunos datos de la extensa y rica vida intelectual de esta mujer que actualmente cumple funciones en la UNVM. Datos, que por otro lado, enriquecen el rescate de la historia de la educación en nuestra ciudad.
Encuentro en Córdoba
Nos recibió en su departamento de la ciudad de Córdoba. Llegamos junto a dos estudiantes del Inescer. Abrió la puerta y su sonrisa para darnos la bienvenida. Siempre fue una mujer alta, de fuerte carácter, ojos claros y alegres. En un momento nos miró profundamente, con un libro de su autoría entre las manos, llegamos con la intención de que recordara su importante paso por el Inescer. El libro está escrito en portugués, rememora su paso por Brasil junto a Angel Diego Márquez, con el cual se acompañaron por décadas. Los dos jóvenes indagan acerca de los orígenes del Inescer, ojearon sus libros, se sacaron fotos con ella. Sentí que la reconocían como referente.
Los años han puesto bruma para mirar hacia el pasado, pero algunos sucesos pretéritos aún poseen fuerza para dar luz a sus ojos. Una y otra vez regresó al momento en que se encontró con un joven en la oficina que Antonio Sobral tenía en el Instituto “Bernardino Rivadavia”. De eso hace varias décadas pero aún llegan los perfumes de ese día. Nos dice: “allí lo conocí -a Márquez- en ese tiempo yo tenía un autito. Cuando salimos me pidió que lo llevara para el lado de la Fábrica Militar de Pólvora. Decía que tenía algo que ver…”. Esa fue la oportunidad en que se conocieron. Andarían juntos mucho tiempo, recorrerían varios países y regresarían a la ciudad para trabajar en la fundación del Inescer, Encarnación jugó un gran papel en ese capítulo de la historia educacional de Villa María, así lo reconoció esa institución en un acto en el cual le entregaron las Palmas Académicas.
Estudios
Encarnación Sobrino, nativa de Villa María, en 1952 egresó con el título de maestra y bachiller de la Escuela Normal “Víctor Mercante” y el Instituto Secundario “Bernardino Rivadavia”. Luego continuó estudiando en la Universidad Nacional de Córdoba, recibiéndose de licenciada en Letras en el año 1958. En el Centro Regional de Investigaciones Educativas Lourenço Filho, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura de Brasil, Sâo Paulo, Brasil, realizó los “Cursos de Especialista en Recursos Audiovisuales”, en 1966. También desarrolló estudios en Santiago de Chile donde, en 1970, en la Flacso cursó estudios de posgrado y en 1973 obtuvo el Master en Desarrollo Económico y Social, opción Sociología del Desarrollo en la Universidad de París I, Sorbona, año 1979.
A lo largo de su vida fue trabajando y publicando en universidades y centros de estudios de los diferentes países que recorrió. Entre ellos Brasil, Chile, Venezuela, Guatemala, Panamá y Francia. También lo haría en universidades Argentinas.
Tiempos fundacionales
En Villa María trabajó en diferentes centros educativos. Así encontramos huellas de su actividad en las instituciones dependientes de la Biblioteca Bernardino Rivadavia, en la UNVM y el Inescer “Dr. Angel Diego Márquez”.
De la época en que se creó el Inescer, Encarnación recordó el trabajo febril y la colaboración de mucha gente. Pronunció algunos nombres, sabiendo que se olvidaba de otros tantos que también sumaron su esfuerzo. Mencionó a Gladys y Ana Baraldo, Ana Monti, las hermanas Corzo, Ángel Sánchez, Zulema Hernández, y continuó una lista casi interminable con los que trabajaron desde lo técnico y también desde diferentes espacios institucionales apoyando el proyecto. Si recurrimos a la solicitada que, el 26 de octubre de 1986, la Fundacer publicó en El Diario notamos un largo listado de los socios fundadores de esa organización que, desde un inicio, sirve de sostén al Inescer. Entre los más de cien nombres figuran los de Miguel Olaviaga, Alberto Gianaria, Emilio Paredes, Ramiro Repetto, Susana Alines, María Lidia Baigorria, Alejandro Balanza, Sofía Brochero, Margarita González, Ada y Lida Ludueña, Susana Guglielmetti, Carlos y Mario Balderramos, Enrique Bares, Héctor Oscar Bernaus, Cecilia Bixio, Abel Cabral, Carlos Caballero, Ernesto Carrizo, José Falco, Gregorio Felipe, Ernesto Isidro Fernández Núñez, Ana Lía Fiora, Elmira Cisnero de Lara, Norma Mazzoca de Sayago, Teobaldo Morales, Hugo Mercadal, Susana Amblard, Miguel Molina, Horacio Montenegro, Leonardo Monti, Sonia Oddino, Raúl Pidoux, Antonio Sarno, Roberto Sayago, Gloria Seco, Norah Sobral de Ponce, Diego Sobrino, Edhit Vera de Abner, Emilia Suárez de Repetto, Norma Tais de Arpón, Roberto Tais, Jorge Valinotto, Margarita Sobrino, Adelmo Martoglio, Agapito Albert, Miguel Angel Sandrino, Dolly Pagani, Elvio Toscano, Adriana Ponce, Antonio Giacardi, Olga Corzo y muchas más personas e instituciones de la ciudad y región.
En los primeros pasos del Inescer, Sobrino, junto a un equipo, trabajó para ver cuál era la oferta educativa que necesitaba nuestra región para su desarrollo. Algunas de las carreras que surgieron en esa época luego fueron replicadas en otras instituciones del medio, cuestión que habla de lo acertado del diagnóstico realizado. Apenas abiertas las puertas de la nueva institución quedó al frente del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Regional (CIDER). Desde esa organización trabajó para incentivar la investigación en este nivel del sistema educativo, como también organizó actividades de gran importancia para la comunidad. En una lista incompleta pueden nombrarse cursos de formación para dirigentes vecinales; seminarios y congresos de educación, trabajo, educación de adultos, desarrollo local y regional, investigación, derechos de la mujer, derecho laboral, reforma constitucional de 1994, Carta Orgánica Municipal, proyecto de universidad para la ciudad, etcétera.
Desde el CIDER, Sobrino también dirigió importantes investigaciones en el campo de las ciencias sociales que merecieron el apoyo del Conicet y Conicor y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba. Repasando los títulos de esas investigaciones se encuentran: "Formas de trabajo en la explotación familiar tambera. La cuenca lechera de la zona de influencia de Villa María", "Dinámica de las relaciones sociales en el campo y desarrollo capitalista. La articulación campo/ciudad en la zona de influencia de Villa María", "Formas de producción y de reproducción social de los sectores populares. El llamado Sector Informal en aglomeraciones urbanas intermedias", “Trabajo informal y desarrollo local”.
Más allá de los trabajos que la doctora Sobrino tenía publicados en diferentes lenguas, desde el centro de investigaciones continuó editando material bibliográfico. Entre los libros que nacieron en el Inescer, están: "De la Investigación Interdisciplinaria a la Acción Participativa ", "Investigación, Ciencia y Sociedad", “Construcción colectiva de los conocimientos y transformaciones de las prácticas socio-pedagógicas”, "Algunas ideas que permiten sustentar un determinado modelo de Universidad Nacional para Villa María".
Hace unos años, el sistema educativo decidió que debía jubilarse en su trabajo del Inescer, pero cada tanto regresa a esa casa a la cual donó la biblioteca de Angel Diego Márquez. Allí recibe reconocimiento, como todos los que sumaron al colectivo que trabajó, y trabaja, por esa casa de estudios.
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