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Daniel Pérez se cae y manda el pase ante la marca de Diego Fernández. En Tío Pujio faltó la emoción |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
Cuando las consecuencias suelen ser buenas, a veces las causas quedan de lado. Y quizás por ello Yrigoyen y Unión Central, a pesar de haber desarrollado un opaco partido y de empatar sin goles en Tío Pujio, pudieron esbozar una sonrisa al final de la tarde de domingo futbolero en el plano local.
A fin de cuentas, con el punto en el bolsillo, el objetivo inmediato que ostentaba cada uno se cumplió: el “Diablo” clasificó a cuartos de final y se mantuvo en la punta de la Zona A; el “Aurinegro” conservó su cuarto lugar en la tabla y todavía depende de sí mismo para lograr su pasaje.
Muchos podrían recalcar que todo fue demasiado premio para dos equipos que brindaron un espectáculo mediocre, de escasas emociones y demasiadas imprecisiones, y que se esperaba un poco más de ambos porque llegaban afilados, es cierto. Sin embargo, este momento donde “nadie debe regalar nada” les tocó en el mismo partido, en cual alcanzaba el empate para el local y no perder en casa del puntero era bien visto para el visitante.
Impenetrables
Unión dejó una mejor imagen en la búsqueda asociada, sobre todo en el segundo tiempo, aunque Yrigoyen exhibió su mejor versión en cuanto al orden defensivo. Y en ese aspecto vale destacar el laburo de un equipo que, bajo la perspicacia de los hermanos Sachetto (Marcelo DT y Luis como ayudante), es aplicado para hacer los relevos atrás y cumple con los deberes para recuperar la pelota.
Durante el primer tiempo, pocas veces Yrigoyen se vio complicado. Y fue cuando primero Franco Rojas, el único punta del visitante, ganó una pelota dividida para luego definir con clase, pero por arriba del travesaño. Después quien cambió el molde fue Martín Delfino, al soltarse en un par de ocasiones desde el centro a la izquierda del ataque de Unión para desnivelar con inteligencia y generar algo distinto.
Lo concreto que Unión intentó más, pero fue cayendo en la telaraña defensiva de Yrigoyen. Encima, los volantes laterales del visitante (Daniel Pérez y Ruiz Moyano) no se sumaban por sorpresa en ofensiva cuando la aguantaba el propio Rojas o la manejaba Facundo Menegotto en la zona de gestación. Tampoco Lionel Strumia daba pulcritud en el traslado.
Claro que, una vez que ganó en confianza defensiva, a Yrigoyen le faltó agresividad en el ataque; a duras penas se arrimó con tibieza y todos sus intentos fueron bien conjurados por la férrea defensa unionista, que tenía a Leandro Márquez como un estandarte.
Recién a los 45’ minutos, el equipo de Sachetto probó con peligro al arco, pero el remate de Daniel Vaglio, entrando al área, salió muy elevado.
Poco cambió en el segundo tiempo, aunque Unión apretó más los dientes y Ruiz Moyano se corrió unos metros más adelante para darle compañía a Menegotto.
El ex Alem tuvo una oportunidad a los 16’ y, no obstante, sacó un remate a colocar que resultó desviado. Mientras, Rojas batalló por todo el frente de ataque, pero sin captar alguna cesión clara, más allá que Néstor Vicario mandó a la cancha al rapidito Kevin Machado para desnivelar en el mano a mano.
Yrigoyen se vio favorecido con la salida de Delfino, en el rival (el “Patito” no quería salir, pero acusaba un golpe), pero luego también debió padecer la lesión de su centrocampista experimentado (Leandro Grosso). Así y todo, el “Diablo” entendió que podía ganarlo en alguna jugada con pelota detenida, como suele suceder en este tipo de partidos cerrados. Y por esa vía tuvo dos ocasiones: A los 19’, un tiro libre de José Demichelis fue controlado por Samy Suárez. Y a los 22’, tras un tiro de esquina, otra vez el buen arquero de Unión salvó la caída de su valla, al tapar una pelota que Luciano Giraudo impactó de cabeza por el primer palo.
Desde el otro arco, Ezequiel Merani no quiso ser menos y también estuvo atento en dos tiros libres de Unión. Y esa seguridad del portero fue clave porque no dio lugar a la llamada “segunda jugada” de Unión, que intentó sobre el final, pero se quedó en veremos.
Al final hubo empate, saludos de cordialidad y cada uno a casa, con un punto de conformismo.
El árbitro
El cordobés Adolfo Rodríguez no tuvo problemas para llevar adelante el partido, aunque cometió algunos errores de apreciación y le faltó mostrar la amarilla en dos faltas que así lo ameritaban. Igual cumplió.
La figura
Dentro de un partido sin grandes individualidades, fue buena la seguridad de los dos arqueros y la solvencia que tuvo Leandro Márquez para ganar siempre desde el fondo de Unión.
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