Una joven mujer, sus dos hijos y un chico que le ayuda vivieron unos 30 minutos de terror, el martes a la noche, en su domicilio tras ser sorprendidos por un par de asaltantes.
Se trata de Luciana Castro, de 32 años, quien tiene en su casa, ubicada en Porfirio Seppey 1552, una distribuidora de huevos de gallina.
Eran alrededor de las 22.30 cuando los delincuentes irrumpieron en el lugar.
“Poco antes había venido un cliente de Hernando. Cargó sus cosas y se fue. Y en ese interín los tipos se metieron”, dijo Luciana en diálogo con EL DIARIO.
La mujer recibió en su domicilio al periodista y al fotógrafo caminando con dificultad: “Me molieron a palos”, indicó.
Los delincuentes, según manifestó la víctima, eran jóvenes de entre 24 y 27 años, iban encapuchados y uno de ellos llevaba un arma de fuego: “Una escopeta recortada”, puntualizó la mujer.
“Sólo buscaban plata. No querían otra cosa. Y se ve que conocían la casa y el movimiento, porque me preguntaron por mi marido. ‘¿Dónde está el Negro?’ me dijeron y me hicieron saber enseguida que sabían que estaba de viaje.”
Es que el esposo de Luciana Castro es camionero (transporta huevos) y en ese momento no se encontraba en la casa.

“No tengo un mango”, les decía

“Yo les dije que no tenía plata, pero no me creyeron. Les pedí que no me tocaran los chicos, pero ellos no me hicieron caso. Le pegaron a la nena, que tiene dos años y medio, le dejaron las manos marcadas en la espalda. Y a mí me pusieron el caño de la escopeta recortada en la cabeza. ‘Si no me das la plata te c... un cuetazo, negra’, me decían. Y yo insistía en que no tenía plata. ‘¿Qué querés, que te la dibuje a la plata?, les decía. ‘No tengo plata’. Y me seguían pegando culatazos en la cabeza, en el estómago, en la espalda, en la boca. ‘¡Mirá que sos dura, negra!’, me decían y me seguían pegando”, relató Luciana.
“Yo les decía: ‘no tengo un mango’ y ellos insistían: ‘Ah, ¿no? ¿Y con qué les das de comer a tus hijos?’, me preguntaron”, detalló.
“Al final, nos encerraron a todos en el baño. ‘Voy a recorrer la casa. Si llego a encontrar plata, te c... un cuetazo’, me dijeron. Y entonces revolvieron la casa, pero no encontraron plata. Se llevaron el celular, una cámara de fotos y 200 pesos falsos que yo tenía guardados. Pero plata no, porque no tenía”, contó la mujer antes de volver a inclinarse sobre los maples para seguir trabajando, dolorida por tantos golpes recibidos.
Llama la atención que a pesar de los gritos desgarradores que emitía Luciana durante la golpiza recibida, nadie, ningún vecino, escuchó nada para dar la alarma a la Policía.
Ayer, Castro formuló la denuncia de lo ocurrido en la Comisaría de Distrito.