Escribe: Juan Manuel Gorno
(enviado especial)
Era una impresión, un sentimiento compartido. Parecía que ni los aviones que surcaban el cielo del Monumental podían alcanzar la velocidad que Lionel Messi plasmaba en la cancha.
Supersónico, impredecible, el jugador por quien la mayoría (o tal vez todos) había ingresado al estadio de River, nuevamente dominaba el espectáculo con el juego que los otros no podían ni podrán emular en un partido por los puntos, aunque el pibe se muestre como en el campito de Rosario o La Masía de Barcelona.
Eso es el fútbol, le decía el padre a su hijo en las tribunas, mientras ambos trataban de ver lo que resultaba invisible: las piernas de la “Pulga” cuando pica, con su novia la pelota.
Una gambetita para limpiar la salida, un caño seco para mantener la posesión con lujo y algunas corridas desequilibrantes por la derecha del ataque argentino, alcanzaron en los primeros minutos del partido ante Ecuador para que esa gente que pagó la entrada para idolotrarlo en persona, soltara el “Messi/Messi” por segunda vez en la tarde de sábado. Porque antes del partido se veía venir su show y también el público había ensayado el cantito.
Pero el propio crack sabe que somos un país exitista, entonces entró en trance para emanar esa energía que entusiasma en cada uno que lo ve entusiasmado y frotándose las manos. Por un momento salió de los costados y se asoció en el medio con Di María para enhebrar el primer gol, el del “Kun”; después le dijo “tomá y hacelo” a Higuaín y más tarde puso primera, segunda, tercera, cuarta, tiró una pared espléndida y la embocó de primera. Y hubo más, porque en el segundo tiempo, previo al gol de Di María, “Lio” había ganado una pelota con un salto entre dos grandotes para enfilar rumbo al arco. Y antes también hizo la diagonal de siempre, impredecible, que no fue gol porque el arquero tiene los dedos largos.
¿Y el tiro libre de Messi? Sí, casi fue gol, rozó apenas en esos dedos del portero que vaya a sabér cómo hizo.
Digan lo que digan, la gente se levanta de su asientos y rompe sus manos cuando ese chico que lleva la 10 de Argentina hace lo que hace.
Una familia que llegó desde Villa María, en un micro que salió de Córdoba y también subió gente en Leones, saltaba de emoción por lo visto en ese triunfo que nos acerca cada vez más a Brasil. Ellos fueron parte de una noche completa, que quizás se presagió desde Saturno, Júpiter o Marte, los lugares donde, se especula, habría mandado al Messías. De otra manera, sería una falta de respeto para el resto de los terrestres.
Argentino A
Talleres de Córdoba se medirá hoy con Crucero del Norte de Posadas en el partido de ida por una de las llaves de la quinta fase del reducido del Argentino A de fútbol. El conjunto misionero, por el hecho de haber sido segundo en el undecagonal final (detrás del campeón Douglas Haig de Pergamino), tiene ventaja deportiva en caso de producirse una igualdad en puntos y goles, al cabo de los dos duelos de la serie. El encuentro se jugará desde las 17 en el estadio Mario Kempes y el otro partido, entre Santamarina de Tandil y Sportivo Belgrano de San Francisco, se disputará el martes a las 20.30.
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