Por varios motivos, el Coro de la UTN, dirigido por Marcelo Aranda, resolvió un destacado espectáculo el pasado domingo a la noche en el Rectorado de la UNVM.
Primero, porque eligió un repertorio de música popular argentina cohesionado en su sensibilidad poética, calificado en su sofisticación artística y, en la mayoría de los casos, de relativa apropiación al imaginario colectivo. Piezas como “Zamba de carnaval” del Cuchi Leguizamón, “Parte del aire” de Fito Páez o “Chiquilín de Bachín” de Astor Piazzolla han deambulado, aún sin referencia precisa, por el oído de una mayoría, al menos una vez. Segundo, porque cuenta con uno de los cuerpos corales más numerosos de la escena local, lo que le permite ofrendar fortaleza vocal en cada cuerda, con diferentes matices (recuérdese que comprende coréutas desde adolescentes hasta adultos mayores).
Y además, porque se dio el lujo de crear -sin perder dinamismo- momentos especiales para solistas y duetos. Su “cantera” cuenta con voces sobresalientes como la de Silvia Muñoz (de probada versatilidad y dulzura), Germán Grossi (con estirpe folclórica), Gustavo Rosso (en “Amor desolado” de Alberto Cortez) , junto a una línea refinada de voces femeninas (Daiana Cativelli, Cecilia Briggs, Carla Brochero). El recital, que probablemente se repita, cerró con el bis “Contra viento y marea”, que daba nombre a la velada. J.R.S.