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“El problema mayor del joven es la solitariedad, el vaciamiento de vínculo. La tecnología le presenta una relación virtual con el mundo, pero en el fondo lo hace más solitario”, señala |
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El Instituto San Antonio desarrolló ayer una extensa jornada de reflexión que comprendió un taller de docentes, una charla para alumnos y una reunión con padres del establecimiento.
Las actividades estuvieron a cargo de fray Miguel Angel López quien disertó sobre “¿Cómo mediar, prevenir y resolver conflictos en el ámbito escolar?”
En medio de la experiencia, el especialista franciscano dialogó con EL DIARIO acerca de su propuesta sobre los desafíos que presenta la educación actual y su nuevo modelo de “escuela posada”.
“La educación -señaló- se puede dividir en cuatro niveles históricos. En primer lugar, aparecía la escuela tradicional, que estaba ligada a la escuela modelo, donde el niño imitaba al adulto. Luego se halla la escuela clásica, donde imperaba lo cognitivo, es decir que importaba que el niño aprenda pero se desentendía del problema humano, que lo terminaba delegando a la familia. En tercer lugar llegaría la escuela ‘new age’, que yo llamo de ‘psicologismo barato’. Donde se pretendía no influir sobre el chico, no crearle trauma, no ponerle límites. De ese modo, se creó un niño sin contenido”, señaló.
“Mendicantes de sentido”
En contraposición, López plantea invocar a una “pedagogía de Jesús, de iniciación y de acompañamiento” en cuatro ejes fundamentales.
“Primero hay que ver, no mirar, al chico y saber percibir los mensajes que el chico ofrece. También escuchar, lo que yo llamo la pastoral de la escucha, y cómo acompañamos los docentes a ese proceso de realización. Los participantes de esta jornada deben ser ‘mendicantes de sentido’, porque lo que hoy falta es el sentido de la vida. Estamos inmersos en el pragmatismo, en el tener, en el dinero, en el marketing, poder, en el placer y en la gratificación. Pero hay un bache grande que encontramos, un vacío de sentido en los jóvenes que se expresa en la falta de vínculos y en la falta de afectos. La familia le da todo lo que es externo pero no se preocupa tanto de la interioridad”, sentenció.
“A veces -prosiguió- se habla de ‘los jóvenes de hoy’ pero ellos son lo que los adultos hemos hecho. Los problemas que vemos en ellos son los mismos que tenemos en las familias. Es decir que hay que preguntarse qué es lo nos está pasando a los adultos.”
“Soledades que se conectan”
En materia pedagógica, López indicó que “el alumno no es un objeto sino un sujeto a quien le propongo y le sugiero valores, pero no se los impongo. Tampoco lo dejo neutro porque eso no existe. Y esos valores inciden cuando hay significatividad en quien los transmite”.
Utilizando la parábola de Jesús sobre el Buen Samaritano, entre las “ciudades extremas” de Jerusalem (la formalidad) y Jericó (la frivolidad), el catedrático propuso la “escuela posada”. “Es la alternativa del diálogo y de la contención, donde el joven también me transmite valores y la escuela funciona como hermana y fraterna”.
“El gran desafío -puntualizó- es humanizar la escuela. El problema mayor del joven es la solitariedad, el gran vaciamiento de vínculo. Toda la tecnología actual le presenta una relación virtual con el mundo pero en el fondo lo hace más solitario. Lo que llamamos comunicación social es mayor incomunicación porque son soledades que se contactan pero no se vinculan. Por eso van a los boliches que serían los espacios donde se va a buscar vínculo pero tampoco los encuentran. Entonces aparecen el escapismo, la borrachera, las adicciones, la droga, la moda, las tribus urbanas. Es una protesta juvenil a una sociedad que no logra dar vínculos”, dijo.
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