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El autor plantea pensar cuánto debería valer el dólar si la inflación acumulada de 2003 a la fecha es de 300% |
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Escribe: Alfredo Koncurat
Con la especulación a flor de piel, el sector privado se anticipa a una posible crisis y busca dolarizarse, sea en el mercado oficial o por el paralelo.
A pesar de los firulentos arrebatos de los últimos días por el dólar, el precio oficial de la moneda verde se ha mantenido firme a los valores dispuestos por el Gobierno. Gurúes y analistas de todos los colores e ideologías surgieron como hormigas a dar explicaciones, pronósticos y sarcásticos comentarios serios y no tan serios.
Lo cierto es que el dólar blue aumentó con furia, empujado por una locuaz especulación mediática que contagia a todos los argentinos que tienen incorporados en su ADN la elocuente sensibilidad de quien aprendió en su vida a porrazos.
Duele descubrir la vigencia latente de las anteriores notas referidas al tema publicadas en setiembre y noviembre del año pasado (“Dólar, verde esperanza” 14-09-11, “¿Por qué los argentinos pensamos en ahorros verdes?” 10-11-11).
Sin lugar a dudas, el componente especulativo en nuestro país es tan importante que imposibilita la existencia de una sinergia que favorezca la reproducción del principal componente del producto y el crecimiento: la inversión.
Tendencia persistente
El afán por la moneda yanqui viene ya de varias décadas, llegando su encumbramiento con la famosa convertibilidad, donde el sector privado duplicó su tenencia de activos externos de 50 a 100 mil millones de dólares, situación que produjo un violento proceso de destrucción y desarticulación de la industria nacional.
En el período de crecimiento iniciado a principios de esta década, la tendencia a la dolarización aún con fluctuaciones persistió; sin embargo, la fuerte devaluación inicial del peso revitalizó la industria.
El fuerte crecimiento absorbió la capacidad ociosa y hoy con una tímida inversión productiva en este período el país muestra indicadores económicos más moderados, por lo cual el sector privado se anticipa a una posible crisis y busca dolarizarse, sea en el mercado oficial o por el paralelo.
La percepción
Hoy, con una inflación real acumulada de más de 300% desde 2003 hasta la fecha (que duplica la oficial del INDEC), el precio del dólar sólo ha variado un 50% en este mismo período, es decir: de haber evolucionado en igual cuantía la divisa predilecta costaría hoy al menos unos 12 pesos. Y entonces, ¿por qué no vale eso? ¿Por qué no ha habido presión para que aumente aún más su valor? Muy simple, el dólar se ha devaluado en este período en todo el mundo y nuestro principal referente sigue siendo Brasil. Y no caben dudas, si en Brasil la moneda yanki continúa perdiendo valor Argentina irá por el mismo camino.
Pero entonces ¿cuánto debería valer el dólar?
Ni más ni menos de lo que cuesta en el mercado, y como bien hemos anticipado en otras oportunidades, mientras el Gobierno tenga su importante fuente de divisas y sus reservas, será sin lugar a dudas el principal actor que condicione el precio final.
¿Hasta cuándo? Hasta que le dé sus fuerzas y por supuesto su estrategia pasa por imponer restricciones para evitar “secar” sus reservas.
Devaluar ¿una solución?
Está demostrado que la devaluación por sí misma constituye un remedio de escasa efectividad si no va a acompañada de un plan económico estructurado. El riesgo es patente, tomar una medida tan determinante conlleva el peligro de avivar la suba de precios.
El camino adoptado por el Gobierno es claro, dejar reptar al tipo de cambio de forma paulatina, sin cambios bruscos. Es el empresario el que tiene que invertir y ser más competitivo.
Sin embargo esta postura contrasta con las expectativas privadas y deja en descubierto un exceso de demanda de dólares que ya hace mella en la economía real: se traban las operaciones inmobiliarias, se obstaculizan las propias con el mercado externo y se frena la inversión; un trade off muy costoso que aplaca la inercia económica del país.
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