Escribe: Fabio Morisetti

Rivadavia estaba dos a uno arriba en el marcador y tenía todo para definir. Pero cuando un equipo empieza a errar goles increíbles, puede pasar lo que ocurrió en Arroyo Cabral.
9 de Julio estaba nocaut de pie, pero se recuperó porque su rival no metió el gol definitorio y terminó festejando una victoria que, diez minutos antes, parecía impensada.
El "Verde" necesitaba ganar sin que le marquen goles para asegurarse el primer puesto de la Zona B. Y con el 2-1 estaba obligado a marcar otro par de goles. Los erró a todos.
La tarde cabralense estaba linda y los jugadores regalaron un partidazo, con cinco gritos y muchísimas chances claras. Rivadavia mereció más que la derrota, pero no fue capaz de plasmar en la red la superioridad que evidenció en el campo.
A los seis, el arquero Lionel Luciani salió lejos y mal, permitiendo el tiro de emboquillada de Barengo, pero la pelota picó y salió por encima del travesaño. En respuesta, a los 14’, Sorasio, de palomita, le erró al arco.
El partido era de ida y vuelta, por eso no extrañó que a los 19’ Barengo abriera el marcador con un tiro al primer palo, entrando al área.
Seguían las alternativas de riesgo, y sobre los 25’ Damiani peinó un centro en contra de su valla y el balón se estrelló en el travesaño.
Sobre la media hora, el horizontal le negó el gol a Barengo y, cinco minutos después, el propio Barengo perdió en el mano a mano con Luciani, y en el rebote quien no pudo convertir fue Peretti.
A los 36’, la visita tuvo la más clara de la parte inicial, pero Olmos, en el mano a mano, fusiló a Sosa, que ganó el duelo.
Una más tuvo Rivadavia para aumentar, pero Luciani le ganó a Torres y Barengo tampoco pudo en el rebote.
La ventaja con la que se fueron al descanso era justificada porque el "Verde" había creado más, pero empezaba a preocupar la falta de definición, algo que se potenciaría en el complemento.
Al minuto de la segunda parte, Sosa le ganó a Denis Fernández, pero a los 8’, José Fernández logró batir al arquero para establecer la igualdad.
A los 15’, Torres (lejos de su nivel habitual) hizo una buena acción personal, pero su centro no pudo ser conectado por nadie. Como respuesta, Olmos, solito ante Sosa, definió pésimo y le dio la pelota al golero.
Lo pagaría caro la visita porque, en la jugada siguiente, Rodríguez quiso rechazar y metió el balón en su propia valla para poner a los de Danna otra vez arriba en el marcador. Y a dos goles del primer puesto.
Sin definiciOn

Nueve de Julio sintió el golpe y quedó a merced de su rival, pero pudo sobrevivir por los goles insólitos errados por el local.
A los 26’, Torres perdió con Luciani. Tres minutos después, Luque, con el arco vacío, cabeceó por encima del travesaño errando un gol increíble. Y en el mismo tenor estuvo a los 31’ Torres, porque gambeteó a cuatro rivales, incluido el arquero, pero cuando definió, la tiró afuera.
A los 33’, una mano de Doñabetía en el área fue cambiada por gol por José Fernández y las cosas volvían a estar en pardas.
Y cuando restaban cuatro minutos, se dio una jugada insólita, porque el arquero Sosa, que pintaba para figura, fue a buscar una pelota abajo, chocó con un compañero y la soltó. Denis Fernández se encontró con el regalito y facturó.
Sosa no pudo recuperarse y, agotado los cambios, Miranda fue al arco, pero ya estaba todo definido. No había más tiempo, ni para que Rivadavia buscara el empate ni para que la visita buscara inquietar al arquero improvisado.
El viejo refrán que dice que "los goles que no se hacen en un arco se sufren en el otro", se había cumplido de nuevo.

La figura

Santiago Domínguez regó el campo de juego con sudor y buen juego. No alcanzó para que su equipo ganara, pero fue lo mejor de la cancha.

El árbitro

A José Martínez le tocó un partido tranquilo y no tuvo sobresaltos. Sancionó y aplicó correctamente las tarjetas.