|
|
|
|
|
|
|
La Plaza Manuel Ocampo en el centro del debate |
|
|
|
|
|
Si bien, como buen amigo de Mauricio Macri, el intendente Eduardo Accastello aplica a pie juntillas los métodos sugeridos por Durán Barba, consistentes en horadar la voluntad del disidente hasta partirlo en mil pedazos, en quien suscribe encontrará la suficiente “resiliencia” para soportarlo: no me quebrará. Todo lo contrario. La sociedad está harta de imposiciones inconsultas y acciones de gobierno solapadas entre gallos, medianoches y compra de voluntades.
Más de uno de los que están encuadrados (o encorsetados) por primera necesidad en el accastellismo sabe que la venta de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo es una locura y mejor saben los fines que se persiguen con este insólito proyecto. Lo han dicho murmurando, entre corrillos, los he escuchado; pero a la hora de priorizar la grandeza, el renunciamiento en pos del interés comunitario (el real), se convierten en lanceros de una cruzada contra la verdad que, atropellándose con sus caballos, se disputan el mérito de quién hiere más. Todo sea por el monarca.
Ciegos de toda ceguera, ven un agujero negro donde hay una plaza; ven fantasmas donde sólo hay voluntad de preservar el pasado y el futuro. Y descalifican y agreden y se pasan la lanza para clavarla en el corazón de la conciencia.
Sigan así, mostrando los dientes más que el cerebro, la inconsciencia más que la ética; lo burdo más que la palabra empleada con sentido de esclarecimiento.
Llegarán al tesoro -aunque sólo el pirata sabe donde se esconde- pero nunca a la dignidad.
El intendente de la ciudad seguramente sufrirá de insomnio porque el remordimiento llega con las penumbras de la noche; entonces le recomiendo una buena lectura. Lea al catalán Toni Puig, una eminencia en el diseño y rediseño de ciudades, que su libro “Marca Ciudad” dice en página 25:
“(…) acostumbra a crear parálisis el partidismo reinante municipal que defiende lo suyo como verdad intocable y los que están con él como ciudadanos magníficos. Los otros partidos no existen o se ningunean. Y se les ataca sin importar los modos ni los medios. (…) a los diferentes y críticos se los boicotea. La autosuficiencia partidaria instalada en la municipalidad es una auténtica epidemia para la catástrofe. La mayoría de ciudadanos -esto es lo más grave- se resignan. (…) Con él, en el gobierno de la ciudad llega gente inhabilitada para rediseñarla, pero muy preparada para la ineptitud, la corrupción y el conservadurismo más penoso. Atroz.”
El intendente no lee estás cosas; sus lecturas preferidas, como bien se sabe, son los libros de autoayuda y está bien que así sea cuando uno anda con el ánimo por el suelo o necesita esclarecer sus pensamientos.
Toni Puig no conoce Villa María, pero viene seguido a la Argentina y es una persona sumamente agradable. Me comprometo a invitarlo a que conozca esta hermosa tierra recostada sobre el Ctalamochita.
Comprenderá, entonces, cuán universal son sus reflexiones y lo bueno que es su libro “Marca Ciudad”, que no es lo mismo que una “ciudad marcada”, tal como se marcan las reses que luego se venden en el mercado.
Rubén Rüedi
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|