“Pablo no tenía ni un sacapuntas para defenderse. Moreno lo mató de una puñalada por la espalda, ni lo vimos venir… fue a traición.”
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada por la angustia, Yanina Vanesa Bracamonte acusó lisa y llanamente a Franco Ezequiel Moreno (24) de haber asesinado a su concubino a sangre fría la madrugada del 5 de marzo de 2011, en una esquina de barrio San Nicolás. Y aseguró: “No tuvo la valentía de hombre para enfrentarlo”.
Bracamonte fue la testigo excluyente de la primera audiencia del juicio que comenzó ayer en la Cámara del Crimen de Villa María por el crimen de Pablo Ezequiel Centeno (19), hecho por el que se acusa a Moreno como presunto autor de “homicidio calificado por alevosía”, un delito que es castigado con prisión perpetua.
El proceso oral y público cuenta con la participación de jurados populares, quienes al cabo de las deliberaciones deberán votar por la inocencia o culpabilidad del imputado, quien se encuentra detenido desde la misma tarde del sangriento episodio.
Previo al comparendo de la mujer, Moreno aceptó prestar declaración por primera vez en la causa (anteriormente se abstuvo) y afirmó que había actuado “en defensa propia” para repeler una supuesta agresión iniciada por Centeno, a quien le atribuyó haber empuñado inicialmente la cuchilla que terminó por causarle una herida mortal en la región torácica izquierda que le atravesó el pecho, perforándole un pulmón y desangrándolo en pocos minutos.
“Fue a traición”
Sin embargo, Bracamonte desmintió enfáticamente que haya sido su pareja quien provocó la mortal pelea al ironizar que Centeno “no tenía ni un sacapuntas para defenderse”. De inmediato, la mujer aseveró que “Moreno lo mató de una puñalada por la espalda” en momentos en que ella y su pareja circulaban en una bicicleta. Y agregó: “Ni lo vimos venir… fue a traición porque lo atacó de atrás y por sorpresa”, aduciendo que el acusado estaba oculto detrás de unos árboles y amparado por la oscuridad de la noche.
El testimonio de la mujer coincide con la descripción jurídica del “homicidio con alevosía” que se le atribuye a Moreno, ya que al decir de especialistas en materia penal, “se trata de un crimen cobarde, el del traidor, el que se ejecuta con sorpresa y se produce cuando hay ocultamiento del elemento agresor”.
Así lo explicitó el fiscal de Cámara, Francisco Márquez, al presentar el caso ante los miembros del jurado, dejando entrever que al momento de los alegatos pedirá la pena máxima para Moreno.
En cambio, la asesora letrada Ana María Díaz dijo que Moreno “no es penalmente responsable de la muerte de Centeno porque se defendió de una agresión… eso se llama legítima defensa”. Y añadió: “Tal como lo establece el artículo 34 del Código Penal, no es punible quien actúa en defensa propia o de sus derechos”.
Moreno dijo…
A poco de comenzado el debate y tras la lectura de la pieza acusatoria, Moreno dijo que iba a declarar (lo hizo por primera vez, porque durante la instrucción de la causa siempre se abstuvo) e incluso aceptó responder preguntas.
Luego de comparecer sobre condiciones personales, oportunidad en la que admitió haber consumido “toda clase de drogas”, Moreno sostuvo que había sido Centeno quien lo atacó con una cuchilla y que él sólo atinó a defenderse.
“Ellos (Centeno y Bracamonte) venían en una bicicleta, él se bajó y me tiró un puntazo, pero yo le agarré la mano y se la doblé”, refirió el acusado, y agregó que tras forcejear, ambos cayeron al suelo, circunstancia en que la hoja de la cuchilla, de unos 20 centímetros de largo, hirió mortalmente al presunto agresor.
Moreno dijo también que “hace cinco años que (Centeno) me quería matar, me vivía provocando y peleando y esa pelea se produjo por culpa de Yanina”.
“Nunca tuve intención de matarlo… sería incapaz de hacer eso”, enfatizó el imputado, para luego asegurar: “Mi intención fue defenderme”.
Ella lo desmintió
A su turno, Yanina Bracamonte hizo un pormenorizado relato de cómo sucedieron -desde su punto de vista- los hechos que derivaron en la muerte de su concubino, padre de tres de sus cinco hijos.
La mujer de 28 años, quien actualmente se encuentra alojada en la cárcel local, procesada por un robo en un comercio del centro de la ciudad, dijo que Moreno “vivía provocándonos continuamente” y que una semana antes del homicidio, “fue a mi casa con un arma de fuego y le dijo a Pablo que lo iba a cagar matando”.
Bracamonte refirió también que el acusado tiene un tatuaje en la espalda que dice “Muerte a la yuta” (término con el que en el mundo carcelario se identifica a la Policía), y que en una oportunidad se levantó la remera y, en tono amenazante, le advirtió “Esto es para tu marido, el vigilante ese… lo voy a cagar matando”.
Con respecto al día del crimen, la mujer relató que ella y su concubino iban en bicicleta y que de repente, de atrás de unos árboles y en medio de la oscuridad, se les apareció Moreno con una cuchilla. Imprevistamente le arrojó un puntazo a Centeno, alcanzándolo en el flanco lateral izquierdo. “¡Me pegó mal!”, exclamó el joven, al tiempo que el agresor se daba a la fuga.
Buscan ayuda
Malherido, Centeno salió corriendo en busca de ayuda y fue seguido por Bracamonte, quien poco después lo subió a una moto para llevarlo al Hospital Pasteur. Sin embargo, a un par de cuadras de allí, ambos se cayeron al suelo y fueron ayudados por otro motociclista que pasaba por el lugar, quien en definitiva terminó llevándolo al nosocomio de calle Mendoza.
Los médicos que lo atendieron nada pudieron hacer para salvarlo y Centeno falleció pasadas las 2.30 de la madrugada, producto de las gravísimas lesiones ocasionadas por la letal puñalada, que le perforó un pulmón, causándole una profusa hemorragia.
Frente a frente
Tras las declaraciones del acusado y de la principal testigo del hecho, y ante las distintas versiones dadas por uno y otra, el fiscal Márquez solicitó un careo entre ambos, aunque cada uno se mantuvo en sus dichos.
Si bien la confrontación testimonial no permitió establecer quién decía la verdad, Bracamonte cuestionó enfáticamente a Moreno al decirle “cómo podés mentir de esa manera” y lo acusó públicamente de “cobarde y traidor”.
En otro pasaje del careo, el imputado se excusó señalando “yo me tuve que defender”, tras lo cual la mujer miró al tribunal y preguntó: “¿Cómo pueden creerle a este asesino, caradura?”.
Otros testigos
También declararon ayer el padre y uno de los hermanos de Centeno, además de un funcionario policial.
Gabriel Edgardo Centeno dijo que se enteró del ataque a su hijo pocos minutos después de ocurrido y que, mientras Pablo era asistido en el Hospital, él fue hasta la casa de la madre de Moreno a buscarlo, aunque no lo encontró. Allí habló con la madre del imputado, Silvia Pacheco, quien le dijo que “sabía que iba a pasar esto”.
A su turno, Mayco Jonatan Centeno relató que la madrugada del hecho estaba junto a su hermano Pablo y su cuñada Yanina, y que al momento del hecho de sangre se hallaba en la vereda, por lo que pudo ver cuando Moreno se daba a la fuga del lugar. Asimismo, negó enfáticamente que su hermano estuviese armado, ya que “andaba de remera, pantalón corto y ojotas”.
Finalmente declaró el policía Manuel Alejandro Ferreyra, quien concurrió al Pasteur a raíz de un llamado que alertaba sobre el caso de un joven apuñalado.
Imputaciones
Sin bien Moreno comparece fundamentalmente por el “homicidio calificado” de Centeno, también se le atribuyen los delitos de “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves reiteradas” (dos hechos).
Según la acusación fiscal de elevación a juicio, el 16 de enero de 2011 fue detenido por la Policía en el boliche bailable “Aruba”, luego de resistirse a un arresto y de golpear a un uniformado, mientras que apenas 12 horas antes del crimen ocurrido en barrio San Nicolás le habría aplicado un golpe de puño y un puntapié a Yanina Bracamonte, cuando ésta quiso separar a Moreno y a su concubino, que estaban peleando en la esquina de Nicolás Sarno y Santa Fe.
Ese incidente ocurrió alrededor de las 13.30 del 4 de marzo del año pasado y derivó en el hecho de sangre ocurrido a eso de las 2 de la madrugada del día siguiente, a escasos 50 metros de allí.
Otros detalles
Franco Moreno, alias “Pacheco” (según sus propios dichos) o “Pachequito” (tal como se lo conoce en el ámbito policial), nació en Villa María el 3 de noviembre de 1987 y registra último domicilio en Mafalda Gilli y Santa Fe, en barrio San Nicolás, es decir a escasos 10 metros de donde se produjo el incidente que terminó con la vida de Centeno.
En materia de antecedentes penales, el 1 de noviembre de 2007, o sea dos días antes de cumplir 20 años, Moreno fue condenado por la misma Cámara del Crimen villamariense a tres años de prisión tras ser declarado autor de “robo”, “abuso sexual simple” (manoseó a una joven al momento de despojarla de algunos elementos), “encubrimiento” y “resistencia a la autoridad”.
En aquel juicio, “Pachequito” confesó su participación en diferentes episodios delictivos perpetrados durante el primer semestre de 2007, y curiosamente fue procesado junto a Yanina Bracamonte, con quien por entonces mantenía una relación sentimental.
Moreno había sido detenido el 5 de julio de ese mismo año y recuperó la libertad durante los primeros días de marzo de 2008, cuando cumplió los ocho meses mínimos e indispensables para solicitar la “condicional”.
El joven que ahora está acusado por el crimen de Centeno es hijo del conocido ex presidiario villamariense Héctor Ricardo Moreno, alias “Patón”, quien alcanzó “fama” tras haber protagonizado varios hechos delictivos de resonancia periodística, que a la postre le significaron diferentes condenas.
Jueces y partes
El tribunal está integrado por los camaristas René Gandarillas (presidente), Silvia Saslavsky de Camandone y Edith Lezama de Pereyra, mientras que la secretaria actuante es Gabriela Sanz.
A ellos se suman 11 de los 12 jurados populares que fueron sorteados en febrero pasado, ya que uno de ellos no se presentó ayer para desempeñar el cargo. Ante esta circunstancia, el juez Gandarillas dispuso -como lo establece la ley- que el lugar vacante fuera ocupado por el primer jurado suplente, con lo cual se pudo iniciar el debate, previo juramento de los ciudadanos participantes (seis hombres y cinco mujeres).
Por otra parte, cabe señalar que la asesora letrada Díaz interviene en este proceso en calidad de defensora oficial subrogante, sustituyendo a su colega Silvina Muñoz, quien había sido designada inicialmente para representar legalmente a Moreno.
Sin embargo, hace algunas semanas Muñoz solicitó aplazar el juicio para poder participar de un curso que por estos días se está dictando en Santa Fe. Pero como la Cámara resolvió no posponer más el juicio oral, se decidió remplazarla por Díaz.
Sigue mañana
Como consecuencia del feriado de este miércoles, la segunda audiencia de debate se realizará recién mañana, a partir de las 8.30, y en la oportunidad comparecerán seis testigos (todos vecinos de barrio San Nicolás), además del médico forense y de un taxista local, cuyos comparendos fueron solicitados por el fiscal Márquez como prueba nueva.
Fotografías: 1) “¿Cómo pueden creerle a este asesino, caradura?”, le reclamó Yanina Bracamonte a los miembros del tribunal. Llorando, la concubina de Centeno pidió “que se haga justicia”
2) Según la testigo Bracamonte, Franco Moreno tiene varios tatuajes en su cuerpo, como éstos en el rostro y otros en las manos, pero el más llamativo lo lleva en la espalda y reza “Muerte a la yuta”
3) El jurado popular deberá dictaminar si Moreno es inocente o culpable. En la foto aparecen 11 de los 12 ciudadanos que lo integran, ya que uno de los titulares no concurrió a Tribunales
4) Sobre un croquis ampliado, “Pachequito” Moreno describe su verdad de los hechos ante la mirada del fiscal Márquez
5) Personal del Servicio Penitenciario retira a Moreno de la sala. Hubo un gran operativo de seguridad en la primera audiencia
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