En el documento firmado el jueves a la noche quienes suscriben indicaron que “como cristianas y cristianos no hemos actuado lo suficiente frente a una temática que hoy deshumaniza a las personas vulnerando sus derechos fundamentales” y señalaron que “nos hemos mostrado indiferentes frente a las redes de maldad que conservan formas de esclavitud en nuestros tiempos”.
“Como iglesias cristianas hemos sostenido y aun perpetuado imposiciones patriarcales en torno al género y la sexualidad humana, hemos consentido y fomentado el uso de la violencia indiscriminada para todos los seres humanos en situación de vulnerabilidad, mayormente en bebés, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, inmigrantes, familias y poblaciones marginadas”, reconocieron.

La ayuda desde organizaciones

No obstante, apuntaron que “a pesar de esta deshumanización histórica se han conservado las voces de las oprimidas y oprimidos que han roto el silencio, visualizando sus demandas en la agenda pública” y recalcaron que “el trabajo de organizaciones, hombres y mujeres con vocación de servicio, ha recorrido camino antes que nosotros/as y han generado espacios de liberación, sanidad y justicia”.
Son logros que aunque “a la vista de lo dramático del problema podrían ser pequeños, son grandes para las víctimas, obrando en territorios de marginalidad, en zonas fronterizas o en espacios de desarrollo delictual y que abandonando la comodidad e indiferencia proclaman libertad a las y los oprimidos en situación de trata y trafico”, declararon.

Pelloni, ausente

Al Congreso estaba invitada a disertar la hermana Marta Pelloni, quien finalmente no pudo asistir.