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Clara Muñoz Longo y José Ignacio Seia brindarán media hora de concierto cada uno |
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A pesar de haber crecido en un hogar en donde siempre se tocó el piano, José Ignacio Seia dice que empezó a interesarse en el instrumento a raíz de una apuesta.
Fue hace un par de años cuando en un asado, un músico lo desafió a sacar de oído “Desarma y sangra”, una complicada pieza para piano escrita por Charly García en tiempos de Serú Girán. A José Ignacio le costó mucho menos tiempo del que pensaba reproducir el esqueleto de la pieza y a los pocos días la tocaba con sus mínimos arreglos. Aunque cumplió lo apostado, aquel músico nunca le quiso pagar, recuerda entre risas. “Ese día me quedó claro que si me lo proponía, podía sacar muchas cosas”. Desde ese entonces el muchacho no paró: Chopin, Mozart y Beethoven, el jazz, el tango y el rock, todos reproducidos desde una audioperceptiva prodigiosa.
Memoria en sus dedos
Aunque las piezas clásicas le costaron un poco más que las armonías de Charly, pareciera que no hay límites para Seia. A tal punto que se despachó, en la noche de ensayo de la Medioteca, con una versión exquisita del “Gran vals brillante” de Chopin que, como toda la música que toca, la guarda en su memoria y en sus dedos.
A pesar de haber estudiado el instrumento un par de años en el Conservatorio y actualmente cursa la Licenciatura en Composición Musical en la UNVM, aún no sabe qué será de su vida.
Por lo pronto se presentará esta noche con un repertorio de compositores de todas las épocas y estilos. Desde el “Rondó a capriccio” de Beethoven, hasta 3 piezas de Chopin (“Berceuse”, “Estudio número 1” y “Gran Vals Brillante”) para reunir a clásicos y románticos. También ejecutará piezas de dos compositores modernos del Siglo XX: el “Preludio a la niña con cabellos de lino” de Debussy y la “Sonata número 3” de Prokofiev, hasta llegar a nuestras tierras con “Tres danzas argentinas” del gran compositor Alberto Ginastera.
En los próximos días deberá participar en el Concurso de Piano de la Fundación Catedral de La Plata, dedicado a promover talentos.
“Clari” de luna
A pesar de tener una mamá (Alejandra) y el novio de su mamá (Fabricio) violinistas, Clara supo desde muy chica que sólo quería tocar el piano. Con algunos años de estudios del instrumento en su haber, Alejandra fue su primera profesora durante los inicios. Sin embargo hoy, con 11 años en su haber, la niña se está formando bajo la mirada del pianista Germán Ruiz, profesor y director del Conservatorio Felipe Boero. Y allí, “Clari” se perfila como una de las alumnas más brillantes.
Al igual que José Ignacio, ella también se apresta a participar de un concurso, el que se llevará a cabo en el Conservatorio Félix T. Garzón de Córdoba el 15 de agosto. Por ello que la velada de hoy será su primera “gran noche”, su debut como solista. Para la ocasión, Clara interpretará algunas de sus piezas favoritas: el “Preludio en Do menor” de Bach, la “Sonata en Do mayor nº 16” de Mozart y dos piezas de su admirado Beethoven: la “Sonata en Fa mayor” y “Para Elisa”. Cerrará con el “Valse” de Chopin, “La marcha de los enanos” de Grieg y un “bis” sorpresa que no ve la hora de develar.
A pesar de reconocer que le gusta mucho escuchar música pop (Selena Gómez, “A todo ritmo” o “Violeta”), confiesa que “en el piano sólo me gusta tocar música clásica”, actividad a la que se consagra un promedio de dos horas y media por día. A diferencia de José Ignacio, parece que Clara está más decidida: “Sólo quiero ser intérprete de piano”. En la noche de ensayo, por cierto, desgranó una versión de “La marcha de los enanos”, con una madurez interpretativa difícil de conseguir a su edad.
Iván Wielikosielek
Especial
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