En el año 2004, la empresa Corbam tomó posesión del predio del basural ubicado en el camino a Ana Zumarán, donde había asumido el compromiso de convertir la basura en un elemento que serviría como materia prima para hacer pavimento.
Luego de un año y medio de incumplimientos, la Municipalidad rescinde el contrato con la firma porteña “por el estado de higiene y salubridad en el predio, y atento a encontrar numerosas situaciones al margen de las normas municipales”, según consta en las actas labradas por los inspectores que procedieron a clausurar preventivamente las instalaciones y a colocar custodia policial.
Fue el primer acto fallido de disposición final de los Residuos Sólidos Urbanos.
Después del funcionamiento de algunas empresas locales, apareció una firma norteamericana, Innviron, con una propuesta novedosa: convertiría la basura en energía. Para ello, lejos de tratar de generar menos residuos, como lo recomiendan ambientalistas de todo el mundo, necesitaban más cantidad para generar más energía.
La empresa empezó con su “labor” en el año 2010 y había prometido estar a pleno con el proceso en abril de 2011.
Sin embargo, no sólo que no iniciaron con la actividad para la que recibieron la concesión, sino que se presentan innumerables inconvenientes para que hagan lo mínimo, cual es el enterramiento en el vertedero controlado. Ya sea por impericia o mal funcionamiento de las máquinas, la basura se acumula fuera del vertedero y no pueden cumplir lo mínimo.
Recientemente, EL DIARIO publicó que pretendían volver a la carga con el proyecto de generación de energía, lo que fue confirmado por la empresa. Sin embargo, todavía no presentaron la documentación mínima para ser habilitados por la Municipalidad y por la Secretaría de Ambiente de la provincia.