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2 de Julio de 2012
A los 72 años dejó de existir un referente de la escena teatral local
Falleció el actor Raúl Suppo
Montó más de 1.080 puestas, ganó premios en España y Argentina y creó varios radioteatros
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La Gringa Flora, su personaje más querido. Por una obra donde interpretaba a un alcohólico, Raúl fue premiado en España

Existen personalidades dentro de cada disciplina artística que, gracias a los hitos que ha logrado en su carrera, se convierten en figuras referenciales. En faros que guían la tarea de sus colegas y las generaciones venideras, echando luz a las huellas de una trayectoria recorrida.
Raúl Suppo fue, indiscutiblemente, una verdadera institución dentro de la escena teatral villamariense.
Ayer, a la edad de 72 años falleció el actor, autor y hacedor cultural tras padecer una prolongada y silenciosa enfermedad que sin embargo no le privó nunca de disfrutar de su pasión más intensa hasta sus últimos días; ni de rodearse de amistades y de su familia, constituida por su mujer Angela "Cuqui" Stellón, sus hijas María de los Angeles y Elizabeth, y seis nietos para "malcriar".

De viaje en sulky

Nacido el 20 de julio de 1939 en nuestra ciudad, el pequeño Raúl se crió en un campo cercano a Las Mojarras, desde donde regresaba a la Villa en un sulky para estudiar, como recuerdan sus familiares más cercanos. De figura espigada, manos generosas y sonrisa bonachona, Suppo logró cimentar -a la par de su profesión en su estudio contable- un camino artístico a fuerza de empeño y disciplina.
Como parte de las primeras camadas de artistas, con más ganas que formación, salía en busca del público y no a la inversa, munido de bártulos y telones pintados e historias comunes que rozaban las fibras más sensibles del alma.
Instalaba su pequeña puesta en clubes, sedes de sociedades italianas y hasta en campos donde le aceptaran su visita. Ese trato "macanudo", tan propio de los vínculos de antaño, lo retribuía con gestos solidarios, colaboraciones y acciones benéficas en geriátricos.

Premiado en España

En sus 53 años de labor actoral y autoral, Raúl concretó más de 1.080 puestas en escena con elenco propio, recorriendo pueblos y localidades de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Salta, La Rioja y Santiago del Estero, entre otros puntos del país.
En 1982 realizó una gira por Madrid, Aluche, Guadalajara, Getafe y otras localidades de España con una obra de su autoría que lo marcó personalmente. Gracias a “El Dios que yo perdí (soy un alcohólico)”, obtuvo el galardón de La Orden de la Virgen Niña en la Madre Patria, el Carlos ‘87 en la ciudad de Villa Carlos Paz y una mención especial en el Festival Nacional del Teatro en el año 1985.
Entre sus piezas más recordadas se mencionan: "La Difunta Correa”, “Yaco el piemontés”, “Facundo Quiroga, el Tigre de los Llanos”, “Diana la vidente a quien llamaron loca”, “En la pensión de la Gringa Flora no hay píldora por ahora”, “En la pensión de la Gringa Flora hasta el loro se enamora”, “Los últimos chacareros vírgenes” y “La Gata Flora vidente sobre techo de zinc caliente”.
También montó una buena cantidad de radioteatros que había compuesto y realizado junto a profesionales cordobeses, como: "Juan Moreyra", "Pelusita, el ángel que habló con Dios", "Cristian Lucero, el hachero negro" y "Cachita, la fea de Valle Grande", entre otros.

La Gringa Flora

De todos sus personajes, la Gringa Flora fue su criatura más preciada. Según sus propias palabras, se trataba de "una pintura costumbrista, un homenaje a la gringa chacarera, inmigrante italiana que vino a Argentina a trabajar".
Flora Scarlattini -como se hacía llamar- era "carismática, dicharachera, tierna, noble y se conmueve con el dolor ajeno. Sus muestras de simpatía eran a veces exageradas por su temperamento. Era un personaje de profunda humanidad, que hacía revivir las raíces del ayer, pero además era compinche con los jóvenes", comentó en una entrevista con este medio.
Con el afán de aggionar la puesta, Suppo había entrelazado el personaje con un montaje audiovisual, de cine color. De ese modo Flora se relacionaba con las criaturas de un pueblo ficcional (las imágenes habían sido grabadas en San Marcos Sierras) y eran acompañadas por una musicalización alusiva.

Distinguido por el Concejo

Por semejante entrega hacia las artes, a fines de julio de 2010 fue distinguido por el Concejo Deliberante al cumplirse los 50 años de trayectoria. En el sentido homenaje, que compartiera con la directora de La Panadería, Marta Montero de Mansutti, recordó en su discurso las memorables escapadas del colegio para colarse en las obras del ex Cine Monumental y leer los libretos, además de agradecer la posibilidad de ser dirigido por Carlos Carella. Hacia el final de sus palabras, confesó haber llorado de tristeza y de alegría por su labor sobre las tablas y hasta recordó haber cambiado los pocos billetes que ganaba en frazadas y recetas para enfermos. Gracias a su premiada obra "El Dios que yo perdí (soy un alcohólico), indicó, "me di cuenta de que Dios me había dado un don y que podía ayudar a recuperar a un adicto".

Ultima temporada

En sus últimas incursiones, Suppo regresó a la radio, a través de FM Líder 106.1 y FM 92.7 Radial Municipal de Los Zorros. En 2011 recreó "Una ventana a la vida", con peculiares interpretaciones de la Gringa Flora y con "Pelusita, el ángel que habló con Dios" .
A principios de este año, en tanto, se presentó en el Hotel 10 de Septiembre en Mar del Plata completando toda la temporada veraniega con su querido personaje.

J.R.S.

Raúl, hasta la próxima gira

Siempre hubo dos felices posibilidades. Cada vez que decía mi apellido por primera vez a alguien, las preguntas que seguían eran: “¿Qué sos del actor?” o “¿Qué sos de Raúl?”
Mi tío y mi padrino, respondí cientos de veces, con orgullo, de chico a adolescente, en Villa María; de joven a veterano, desde que vivo en Córdoba. Si cuando era pibe era mi tío el actor, de grande se convirtió en un ejemplo de inquebrantable pasión por una vocación. Por mi oficio de periodista conocí a mucha gente, pero jamás hablé con nadie con más ganas de hacer teatro que Raúl. Vivió sus 72 años, desde su infancia rural, cerca de Las Mojarras, para entregar a los demás momentos de ilusión y de emoción. Lo hizo como le salió, con una intensidad única. “Yo empecé imaginando historias mientras cuidaba a los animales”, me dijo hace poco, cuando el cáncer que lo mató empezaba a acorralarlo. Y fue así que con la ayuda de parientes y amigos, estrenó con menos de 18 años su primera obra en el salón de Las Mojarras. “¿Cuál es el misterio de la tapera del molino abandonado?”, era el resultado de su imaginación y de sus años de chico escuchando radioteatros. Una obra con buenos, con malos, con una heroína ciega y su perro lazarillo y un inevitable final feliz. “La cieguita que iba a encontrarse con su enamorado, escondido en la tapera, perdió el perro en la función que hicimos en el cine Alambra, cuando el animal descubrió entre el público a tu papá, que era su amo”, me dijo actuando una vez más, sólo para mí, una anécdota que sobrevivió más de 55 años entre los recuerdos de la familia. “Lobo saltó del escenario y se sentó al lado de Pacho y la cieguita debió llegar a tientas hasta su amado”, cerró Raúl, esperando que yo, su único espectador, soltara mi carcajada. Raúl se fue del campo a estudiar contabilidad, lo que le permitiría abrir su oficina en Villa María. Pero sería Cuqui, su esposa, la que llevaría adelante hasta hoy esa oficina a la que tanta gente le sigue confiando sus cuentas. Cuqui y Raúl construyeron una familia con los nacimientos de Mary y Ely, sus hijas, que a su vez los hicieron abuelos. Si puedo decir que fue un gran tío, puedo afirmar también que fue un padre amoroso y un abuelo entrañable. Y un hombre de fe, una de las herencias de Enriqueta su madre. La otra fue, precisamente, su pasión por contar historias.

Sergio Suppo
Sobrino. Secretario de Redacción
de La Voz del Interior


Marta Mansutti: “Se fue un grande”

Marta Montero de Mansutti, directora del Teatro La Panadería, compartió el homenaje que se realizó a Suppo en el Concejo Deliberante concretado en 2010. No sólo lo conocía como colega sino que por nexo familiar (su esposo Hugo era primo segundo de Raúl).
“Siempre le valoré su pasión, sus ganas y su tenacidad para seguir hasta el último. Era una persona muy creyente y muy bondadosa. Se fue un grande y por eso se lo va a extrañar mucho”, señaló a EL DIARIO.

Sepelio en el parque

Ayer se velaron los restos del actor en Cochería Itatí y hoy a las 11 se realizará el sepelio en el cementerio parque La Naturaleza.

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